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Crítica de Aerosmith & Yungblud: One More Time

Doce años llevaba Aerosmith sin pisar un estudio para grabar música nueva. Doce años de silencio creativo interrumpidos únicamente por giras nostálgicas y despedidas imposibles. Pero en 2025, cuando parecía que la banda había cerrado definitivamente el capítulo compositivo de su carrera tras retirarse de los escenarios por la lesión vocal de Steven Tyler, llegó Dominic Harrison, más conocido como Yungblud, para provocar lo que Tyler describe como “otra colisión cósmica”. El resultado es ‘One More Time’, un EP de cinco canciones que marca el regreso discográfico de los chicos malos de Boston agarrados a la nueva sangre del rock.

La historia de este encuentro tiene algo de fortuito y mucho de inevitable. Todo comenzó cuando el hijo del mánager de Aerosmith sugirió la idea de unir fuerzas con Yungblud. Joe Perry, intrigado, investigó al joven británico y quedó cautivado por su versión de “I Was Made For Lovin' You” de Kiss.

En el verano de 2024, Yungblud voló a Sarasota, Florida, y sin avisar a nadie, reservó un estudio de grabación en lo que definió como “una primera cita, o nos vamos a casa juntos o va a ser un desastre”, y no lo fue. En 55 minutos habían escrito “My Only Angel”. Para mayo de 2025, ya estaban los tres en el estudio grabando material nuevo.​

‘One More Time’ es un trabajo breve pero ambicioso, reúne cuatro temas originales coescritos por Tyler, Perry, Harrison y el propio Schwartz, más una remezcla de “Back in the Saddle”, el clásico de ‘Rocks’ (1976).​

“My Only Angel” abre el fuego con contundencia. La canción arranca con las voces de Tyler y Yungblud en armonía a capella: “¿Llorarías si te llamara mi ángel?”, antes de que la banda construya una atmósfera hipnótica. El amor como adicción y veneno bajo la batuta de la voz de Tyler, que suena a whisky y cigarrillos. Un solo de Perry que parece más una sucesión de riffs que aquellos desafíos de virtuosismo de los Aerosmith que tú y yo conocemos tan bien.

“Problems” cambia el registro. Es más oscura, más tensa. La canción explora el lado sucio del amor, ese territorio donde el deseo y la autodestrucción se confunden. Las voces de Tyler y Yungblud se hacen una creando una curiosa y arriesgada estructura que desata el caos, pero lo contiene entre góspel sucio y blues emocional. El riff central y el desatado final recuerdan a los mejores Aerosmith de los setenta.

“Wild Woman” inyecta un cambio de ritmo bienvenido. Con ecos de los Stones y un groove bluesy más relajado, la canción juega con clichés del rock sureño, caballos blancos, vaqueros, mujeres salvajes. Pura química en un tema que no encaja demasiado en un tipo de Gran Bretaña al que, al menos yo, no soy capaz de visualizar a lomos de ese caballo, pero ha sabido sumarse al juego propuesto por los de Boston.

“A Thousand Days” es la balada obligatoria, el respiro emocional del EP. Con guitarras acústicas, cuerdas sutiles y un lirismo romántico de manual, la canción habla de redención, de fuego interior, de amores. Tyler y Harrison cantan sobre necesidad, dolor y deseo con una intensidad emotiva que recuerda a las grandes baladas de Aerosmith de los noventa (“Cryin'”, “Crazy”, “Amazing”), aunque sin alcanzar ese nivel de trascendencia. Funciona como pieza de transición, más efectiva por su ubicación que por su innovación.​​

El EP cierra con “Back in the Saddle 2025 Mix”, la decisión más polémica del disco. La remezcla del clásico de 1976 podría servir para dividir a la audiencia más crítica, pero es evidente que sus guitarras algo más crujientes y la voz añadida de Yungblud hacen reflexionar sobre la revisión de esta obra maestra. Además de eliminar la parte de la intro, han querido añadir una discusión vocal entre Tyler y Harrison. Otro de los riesgos ha sido contar para este mix con la batería de Matt Sorum (ex-Guns N’ Roses) en lugar de Joey Kramer. Un resultado algo más moderno, un poco más agresivo, pero también algo más errático. Eso sí, el rock necesita de este tipo de provocaciones.

Tyler y Perry no son ingenuos, saben que su legado depende de su capacidad para conectar con nuevas audiencias. Colaborar con Yungblud no es un puente hacia una generación que no creció escuchando “Dream On” en la radio. Por su parte, el británico necesita legitimación dentro del establishment del rock y, entre el testigo que le pasó Ozzy Osbourne y esta colaboración, elimina, de alguna manera, el escepticismo de ciertos sectores de la prensa musical y de los amantes del rock.

‘One More Time’ no es una obra maestra, pero parece un acto de generosidad artística, un experimento de alto riesgo que funciona más veces de las que falla. Es el momento en el que dos generaciones dejaron de mirarse con desconfianza y decidieron, simplemente, enchufarse a la misma corriente eléctrica y ver qué pasaba. Y lo que pasó, contra todo pronóstico, fue rock and roll de verdad.

Yungblud es uno de los grandes protagonistas de la portada del número 476 de La Heavy, en la que vemos a Mägo de Oz acompañado por Obús, Arch Enemy o Danko Jones, entre otros, además de contenidos destacados de Fito & Fitipaldis, Rosendo, I Prevail y muchos más. Corre a tu kiosco o visita nuestra tienda online para no perderte nada.

Redacción
MariskalRock.com
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