La gira conjunta de Malaputa y Ciclonautas, o “cicloputas”, como a mí me gusta apodarlos, está a punto de llegar a su fin tras recorrer España de cabo a rabo con sus respectivos espectáculos. Tuve la suerte de asistir a su primera fecha. Aquel 23 de febrero en la sala Óxido pude comprobar cómo ambas agrupaciones defendían sus respectivos y recién lanzados álbumes de estudio sobre las tablas, algo que hicieron de manera excelsa y que os cuento en estas líneas. Aquella vez Ciclonautas contaba con un hándicap cuanto menos desalentador: su cuarto LP de estudio, ‘Ecdisis’, vio la luz con algo de retraso, por lo que se vieron obligados a defender canciones que aún no estaban disponibles para el disfrute del público, algo que hace muy difícil que el público conecte con la banda. Aun así, nos demostraron lo que estaba por llegar un par de semanas después del show, un disco excepcional cuya acogida ha sido todo un éxito pese a romper conceptualmente con lo que estábamos acostumbrados a escuchar del trío hispanoargentino. Otro detalle importante a comparar y destacar fue el público: mientras que en Guadalajara el personal estaba prácticamente compuesto por acérrimos fans de Marea que habían pagado su entrada para tener cerca a sus ídolos, el pasado viernes en la sala Changó pude ver gran cantidad de gente con camisetas tanto de Ciclonautas como de Malaputa cantando los temas de principio a fin y disfrutando de las bandas por lo que son. Creo que esta es la gran victoria de esta gira, el saber que ambas agrupaciones han ido poco a poco adquiriendo público de manera independiente.
Malaputa: Kutxmmy Kilmero
Malaputa es literalmente como si cogiéramos a lo Motörhead de los primeros discos y a Marea y les metiéramos en una licuadora añadiendo a la mezcla a un batería que levanta kilos de press de banca con la misma potencia con la que aporrea su doble bombo. Esta simbiosis musical se ha visto más reflejada que nunca desde que entró Kolibrí Díaz a la guitarra sustituyendo a Óscar Sánchez, pues sus solos y la técnica a la guitarra que gasta en Malaputa me dan ciertas reminiscencias a la del mismísimo Eddie Clarke.
Piñas es pura carisma. El directo de 2005 en Barcelona en el que releva a Kutxi Romero como vocalista en el sensacional medley de “La camisa rota” y “Trasegando” es tal vez lo que ha hecho Marea que más me ha gustado. En el aspecto lírico podemos ver mucho del estilo de Kutxi. De hecho, el músico me confesó en esta entrevista, que el frontman de Marea le ha echado un cable en componer las líricas en Malaputa, por lo que aquí también huele un poco a "romero".
Lo que tal vez salva menos las distancias es que las letras de Piñas son taxativamente más macarras y menos “poéticas”, algo que para mi gusto es un punto.
Euken Ubasos es el que sujetaba el armario en el que Patxi sostenía las perchas dentro. Su técnica a la batería la comparo con un tanque T-34 rompiendo el cerco de Leningrado en 1943. ¡Tuvo suerte Alén encontrarse el set de batería sin agujeros y abolladuras tras el show!
En cuanto al repertorio, siguieron con el mismo durante toda la gira. Al igual que en Guadalajara, me gustó cómo Kolibrí le da su toque a las canciones de ‘Subió el telón’, su primer álbum de estudio, como por ejemplo “Sin Herrar” o “Su nombre es ruido”, que le da un plus guitarrístico alucinante. tros momentos memorables fueron cuando tocaron el cover de “A toda velocidad” de, en palabras de Piñas, “sus majestades Barricada”. Casi me quedé afónico al entonar la letra. ¡Estoy seguro de que el señor calvo que tenía delante se pensó que estaba lloviendo debido a la fuerza e ímpetu de mis cantares!
Desde que descubrí a Malaputa, les he hecho un irremplazable hueco en mi “top bandas nacionales”. ¡Se lo merecen!
Ciclonautas: Matando al sicario
Mi relación con Ciclonautas la defino como amor a primera vista. Tenía 15 años cuando el trío dio su primer concierto en Madrid. Desde que les vi en directo, su certera simbiosis entre el rock urbano y el rock nacional argentino me encandiló. Estoy seguro de que el hecho de ser hijo de padre español y madre argentina tuvo algo que ver. Con el tiempo les perdí la pista, para volver a poner el foco en ellos cuando este año dieron a luz a su cuarta placa de estudio, ‘Ecdisis’, con la que finalmente han “desmareizado” el proyecto para dar rienda suelta a su creatividad. Ya el ‘Camping del hastío’ fue la antesala de esta evolución sonora sin precedentes en la escena del rock urbano español. Mi amor y conexión a esta banda quedaron selladas en abril de este año. Acompañarlos en su actuación en el Quilmes Rock de Buenos Aires (Inmortalizada en las páginas de La Heavy 471), para luego coger carretera y furgo en dirección a Pérez, provincia de Santa Fe, ha sido la experiencia que más me ha llenado a nivel personal en mi joven carrera periodística. En este artículo os cuento en todo detalle mi periplo por el interior argentino con ellos, incluida la crónica completa del show de Rosario, donde contaron con el público más ferviente y fiel que estoy seguro han tenido hasta la fecha.
Esta ha sido la quinta vez que les veo en directo, ¡poco se dice! Y si de algo estoy seguro es de que la cosa no ha cambiado un ápice desde que empezaron. A riesgo de sonar peyorativo, dejadme que me explique. Hay bandas que no muestran una “evolución” en sus directos a simple vista debido a que, desde el minuto uno, demuestran la calidad y profesionalismo de músicos que llevan desde que nacieron con un instrumento en sus manos. Lo que celebro del show de Madrid, especialmente, es la producción visual que mostraron sobre las tablas. Tema a tema, visuales de diversos colores y matices se mezclaban creando un paisaje sonoro y visual impresionante. El porte y elegancia de Javier “Txo” Pintor al bajo, cimiento desde el que se construye la magia de Ciclonautas, enganchó a los presentes desde la primera nota de “Mi espacio sideral” hasta su cierre con “Bienvenidos los muertos”. Siempre pensaré que la magia de los power trío reside en el protagonismo que se le da al bajo.
Mai Medina, alma y corazón de Ciclonautas, es todo lo que se espera del frontman de una banda de rock ’n’ roll. Entre tema y tema, más de un chascarrillo le quitaba hierro al asunto ante pequeños fallos técnicos de los que solo los músicos se percatan. Casi lloro de la risa cuando, casi al principio del bolo, soltó: “¡¿Están contentooos?!” y, ante el “sí” multitudinario del personal, replicó con un “¡¿Pero muy contentos?!”. Tras un ferviente “sí” por parte de un espectador, respondió: “¡Ese va drogado!”, desatando las risas de toda la sala. Más allá de su potencial como showman, Mai es un excelso letrista y compositor, creando canciones dignas de estar en el top del rock nacional argentino. Espero que el tiempo termine de hacerle justicia.
El caso de Alén Ayerdi es realmente curioso, da la impresión de que cuanto más disfruta tocando la batería es con Ciclonautas. Es evidente que el proyecto musical en el que más se luce como “rompeparches” es este potente power trío. El ya clásico solo que precede a “El animal” en su repertorio me sigue emocionando desde el primer golpe de “tom”, ¡aunque recuerdo el de Rosario más largo! En definitiva, me alegra ver que Alén tiene vida más allá de Marea como músico, y que sea capaz de mostrarnos matices sonoros e influencias más allá de su banda madre, algo que los amantes de la música en directo tenemos que celebrar.
Acerca del repertorio solo diré una cosa que es probable que pase desapercibida para el gran público: el disfrute y calidad que muestran los navarros al interpretar temas de ‘Camping del hastío’ y ‘Ecdisis’ es superior si lo comparamos a cuando interpretan temas de los primeros dos álbumes, demostrando que es a partir de esta etapa cuando realmente han encontrado su sonido e identidad. Brindo por ellos y espero que el año que viene las tablas de la capital vuelvan a crujir con su despliegue sonoro.
Cuando Julio César clamó la célebre frase “la suerte está echada” tras cruzar el río Rubicón con sus legiones romanas, jamás habría esperado las terribles consecuencias que tuvo que asumir. En el caso de Ciclonautas y Malaputa, o Malaputa y Ciclonautas, los designios de la historia y el tiempo no habían podido serles más favorables. Esta dupla, pese a sus diferencias conceptuales y sonoras, ha sido capaz de enganchar al público de principio a fin en sendos conciertos. Espero que pronto podamos vivir una segunda parte de este periplo, cada banda llevando un nuevo LP bajo el brazo. Por ahora, este viernes se despiden de forma conjunta en casa, en Pamplona, sala Tótem. ¡Imposible perdérselos!
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