Crónicas
Carlos Chaouen + Chica Sobresalto
«Poesía, voz y guitarras »
7 diciembre 2017
La Fídula, Madrid
Texto y fotos: Alejandro García Aguejas
Un autor que lleva muchos años en la carretera y una autora que acaba de empezar tocaban en el pequeño bar de La Fídula para mostrarnos sus canciones de la forma más natural que existe: en acústico. Una velada para disfrutar en silencio y sintiendo las canciones.
La jovencísima Chica Sobresalto solamente tiene un disco en el mercado: ‘Sobresalto’. Acaba de fichar por El Dromedario Records tras arrasar en el “Certamen Encuentros de Arte Joven”. Su aparente felicidad e ilusión con la que nos hablaba contrastaba con la dureza y tristeza de sus letras.
Su nombre artístico viene de su madre, que le decía que la vida es un suspiro y ella pensaba que no: que es un sobresalto. Comenzó precisamente con “Proyecto Sobresalto”. Se la notaba nerviosa cuando hablaba, pero a la hora de cantar nos impresionó a todos. Continuó con “Mis desastres y tus botas” y “Perdóname cuerpo por esta cabeza”. Entre medias nos contó un chiste que la gracia estaba en lo malo que era, pero sirvió para rebajar el dramatismo de sus canciones. Siguió con “Menosperdida”, “Navegantes” y terminó con canciones más alegres como “Nave Nodriza”, que habla de una conversación con Extraterrestres y “Mejor que nadie” que la escribió cuando no la dejaban presentarse a ningún concurso. Su cautivadora voz y sus letras tan sinceras nos llegaron a emocionar.
Carlos Chaouen subió al pequeño escenario acompañado del guitarrista Quique Romero. Comenzó con “Seré” y “Días azules”. Aunque estuvieran con dos guitarras acústicas, hacían auténtico rock and roll gracias a los maravillosos dedos de los dos guitarristas, que se movían de manera rápida por el mástil dotando de una velocidad y fuerza a las canciones de Chaouen. Tocó canciones de toda su discografía como “Habitante en la luna”, “Buenos aires” o “Corazón”, una de las más celebradas por los presentes.
Carlos Chaouen no dijo mucho entre tema y tema. Tampoco le hace falta: su potente voz a la hora de cantar y sus poéticas letras ya nos lo dice todo. Solamente hablaba con una tenue voz para pedir un trago o para algún comentario jocoso que desataba alguna risa entre sus seguidores. “Orden de disparar” se la dedicó a Trump por reconocer a Jerusalén como capital de Israel.
Continuó con “Quiero vivir”, “Mundo numérico” o “La vida amurallada”. Le avisaban de que tenía poco tiempo, una pena que se reflejó en la cara del propio Chaouen. Aun así, dio tiempo para cantar “Flores secas”, “El tiempo” y “Desatado”, con la que cerró el concierto.
Presenciamos una bonita velada entre una autora que promete mucho y a la que veremos con su banda por varios festivales nacionales, y de un autor que lleva años cantándonos poesía de bar, de amor y de vida.
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