45 años de ‘Exile On Main Street’: El disco más grande de la historia de los Rolling Stones

Blog: Mariano Muniesa

12 mayo, 2017 9:27 am Publicado por  Deja tus comentarios

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Antes de empezar con el análisis histórico, musical, periodístico, etc. de este disco, como corresponde cuando me toca escribir un blog de estas características para nuestra web, debo confesaros una cosa a toda la gente que nos seguís y nos leéis: Juan Destroyer, el boss de nuestra redacción, es el puto amo. Si, así con todas las letras. “¿Por qué?” Lógicamente os preguntaréis. Pues porque aunque es bastante más –envidiablemente- joven que yo, se nota que a base de llevar tantos años trabajando juntos, me conoce muy bien y sabe que hay anzuelos que muerdo sin mirar.

¿No va el tío y me suelta? “45 años del ‘Exile…’ de los Stones. ¿Cómo lo ves para un blog?” y ahí estoy, escuchándolo y disfrutándolo una vez más, volviendo a llenar mis sentidos de pura esencia Stone, y sobre todo, frente al folio en blanco, pensado en como tratar de explicar lo que ha significado esta maravillosa obra maestra en la historia del rock. Bien, pues allá va. Disfrútenlo, a ser posible escuchándolo mientras leen este artículo con una buena copa de bourbon, coñac, whisky o cualquier otra bebida espirituosa en la mano… se agradece, ya lo verán.

Una obra maestra de la historia del rock

RS‘Exile On Main Street’ es considerado por una gran mayoría de fans, seguidores y estudiosos de los Rolling Stones como el disco más completo, brillante e inspirado de toda su trayectoria, o por lo menos, y en dura competencia con ‘Sticky Fingers’ – en mi caso yo añadiría ‘Some Girls’- como su mejor disco de la década de los 70.

Con toda seguridad por tratarse de un álbum de estudio doble, al haber una amplia cantidad de temas existe una variedad estilística, una serie de matices y sobre todo, por las extraordinarias circunstancias en las que fue grabado, una libertad creativa y una atmósfera de inspiración que llevó a los Stones a derramar en esta grabación el tarro de sus esencias.

Situémonos en contexto: en el mes de abril de 1971, tras terminar una gira de conciertos por Inglaterra y debido a la imposibilidad de poder hacer frente a la cuantiosa deuda que el grupo tenía con la hacienda británica por culpa de la desastrosa gestión económica de sus cuentas que hizo Allen Klein los Rolling Stones se convierten en exiliados fiscales, estableciendo su residencia a partir de ese momento y durante algunos años en el sur de Francia. Y más concretamente Keith Richards va a adquirir en Villefranche Sur-Mer una destartalada y decadente mansión llamada Villa Nellcotte a precio de saldo, una gran casa de tres plantas que llevaba abandonada desde hacía varios años y de la que se decía que sus sótanos habían sido utilizados como salas de interrogatorios por la Gestapo durante la ocupación alemana de Francia en la II Guerra Mundial.

En aquel momento, primavera de 1971, toda vez que se desplazaron a Francia, comenzó para los Stones un periodo de estabilidad, tranquilidad y relax del que la banda no había podido disfrutar en mucho tiempo, en especial en el convulso final de la década de los 60 –juicios, encarcelamientos, muerte de Brian Jones, problemas legales con Decca Records, asuntos de drogas, el asesinato en el concierto de Altamont, etc.- que favoreció el hecho de que pudieran dedicarse tranquilamente a escribir, a componer canciones y a preparar material para un disco alejados de todo el foco mediático y las tensiones a las que se veían sometidos en Inglaterra. Cerca del mar, disfrutando del buen clima de la primavera y el verano del sur de Francia, lograron crear los 50 minutos más sensacionales de puro rock, blues, soul y magia Stone que muchos de sus fans recuerdan.

Vacaciones en el mar

Villa Nellcotte en principio nunca se concibió como el lugar en donde se iba a grabar el siguiente disco. En un primer momento, se pensó en buscar unos buenos estudios en Niza o en Cannes, pero la logística resultaba harto complicada para mover a todos los músicos por la distancia, mientras que sin proponérselo, lo cierto es que la casa de Keith se encontraba relativamente cerca de donde se habían alojado el resto de los Stones, y había habitaciones suficientes por toda la casa para que quien quisiera se pudiera quedar a dormir. Así que igual que cuando la famosa unidad móvil de grabación del grupo se instaló en la mansión de Mick Jagger de Stargroves en Londres para grabar ‘Sticky Fingers’ en junio de 1970, el polvoriento sótano de Villa Nellcotte se convirtió con la mighty mobile allí instalada en el nuevo estudio de grabación de la banda.

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Se cuenta que en Nellcotte nunca llegó a suscribirse un contrato para el suministro eléctrico cuando Keith y su familia se instalaron allí y que la luz y la energía eléctrica vino de una serie de empalmes y trucos que los roadies de los Stones hicieron para derivar del alumbrado público y las farolas cercanas luz a la casa. También se dice, extremo nunca desmentido ni por Keith Richards ni por el resto de los Stones, que al no haber vigilancia de ningún tipo y dejarse abiertas las puertas muchas veces, hubo más de un robo importante -14 guitarras de Keith desaparecieron una noche en la que entró un grupo de ladrones- y que una tarde, alguien al ir a preparar café, se dejó abierto el gas e hizo estallar la cocina cuando alguien encendió un cigarrillo. Pero en medio de ese caos, de esa vida rockanrollera llevada al extremo, los Stones dejaron plasmado en unas históricas cintas lo mejor de sí mismos como músicos y como grupo. 

Keith Richards: “La primera vez que bajé al sótano de la casa me di cuenta que allí nadie había quitado las telarañas ni el polvo seguramente desde finales de los años 40. Pero era grande, lo suficiente como para instalar allí la mighty mobile y al tener techos altos, favorecía una buena reverberación natural. No había mucha luz, la ventilación era muy escasa y digamos que no era el sitio más adecuado como para… ¿respirar? Pero lo cierto es que de allí salieron canciones maravillosas. Hacía mucho calor, y solo teníamos un pequeño ventilador para aliviarnos, de ahí salió una canción como “Ventilator Blues”, pero al menos teníamos cerca la playa, y cuando llevábamos ya muchas horas grabando y estábamos a punto de deshidratarnos, nos íbamos a darnos un chapuzón. De hecho, la parte trasera de Nellcotte daba a un pantalán en el que pronto tuve una maravillosa lancha fueraborda italiana con la que hice algunas excursiones fascinantes”.

¡Bienvenidos a la comuna!

Según recordaba Rose, la mujer del guitarrista de los Stones Mick Taylor, “Cuando los Stones empezaron a grabar ‘Exile…’ enla casa de Keith, aquello se convirtió en una especie de comuna hippie, de colonia de vacaciones. Mick se quedaba grabando en el sótano hasta las 3 o las 4 de la madrugada y claro, muchas veces nos quedábamos a dormir allí. A la mañana siguiente, bajábamos al comedor para desayunar y cada día había diez o quince personas, y lo más curioso es que todos los días eran diferentes, y algunos de ellos, imagino que dealers de Keith, eran de un aspecto realmente amenazador. Todo el mundo entraba y salía de allí y a Keith y a Anita (Pallenberg, su pareja de aquellos años) no parecía importarles mucho esa situación. De hecho, Keith y Anita estaban totalmente enganchados a la heroína y no parecían enterarse de casi nada de lo que pasaba allí. Pero la verdad es que en ese momento entre los Stones, excepto con Bill Wyman, existía muy buen rollo, hacían mucha vida en común, lo pasaban muy bien en los ensayos, solo Mick Jagger parecía en ocasiones incómodo y descontento ante el caos que se vivía en Nellcotte”. 

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Mick Taylor: “Mick (Jagger) y Keith solían sentarse en la terraza principal o en el jardín después del desayuno, y allí estaban horas y horas con sus guitarras  dándole vueltas a tal o cual canción, o repasando alguna idea que se les había ocurrido el día anterior, y luego, a la tarde-noche, quedábamos todos para ensayarla en una suerte de sala de ensayos en lo que parecía una antigua biblioteca que se había habilitado al lado del comedor. Y si todo iba bien, entonces ya a la noche bajábamos al “infierno”, que es como llamábamos al sótano de Nellcotte y grabábamos, muchas veces toda la noche hasta que se hacía de día. Esa era la tónica general el día que las cosas iban bien, pero si Keith se metía un chute de caballo muy fuerte y tardaba dos horas más de lo normal en estar en condiciones de grabar, todo obviamente se retrasaba. Esto ponía de muy mal humor a Mick y a Bill Wyman, que a veces se iban muy enfadados”.

Entre mayo y septiembre de 1971, en esa atmósfera anárquica y opiácea, se gestó ‘Exile On Main Street’. Además de los cinco Stones, el trompetista Jim Price, el pianista Nicky Hopkins y el saxofonista Bobby Keys fueron músicos presentes de manera permanente en la grabación, mientras que Glyn Johns, Jimmy Miller y Andy Johns ejercieron junto a Mick y Keith de ingenieros de sonido/co-productores de todo el material que se iba grabando.

Además de todas las canciones que se compusieron en aquellos meses, y que de hecho, al menos en su primera versión, aunque no llegaran a grabarse para ‘Exile…’, finalmente aparecieron en discos posteriores, merece la pena citar dos ejemplos muy destacables; la primera versión de “Dancing With Mr. D”, que entraría después en ‘Goats Head Soup’ y que en muchos discos piratas de outtakes de estudio aparece como “Sympathy For The Devil, part. 2” que se montó de manera muy primigenia para ‘Let It Bleed’, se dejó casi lista para grabar en Nellcotte. Lo mismo sucedería por ejemplo con “’Till The Next Goodbye”, una preciosa balada que se grabó para ‘It´s Only Rock´n´Roll’ en 1974 y cuya primera versión se registró en las sesiones de grabación de ‘Exile…’ en agosto de 1971.

Y al mismo tiempo, para la grabación de este disco se recuperaron temas, en especial de las sesiones de ensayos y grabación de ‘Let It Bleed’, como por ejemplo la versión de “Stop Breakin’ Down” de Robert Johnson, “Loving Cup”, -que de hecho, fue interpretada en directo en el famoso concierto de homenaje a Brian Jones en Hyde Park en julio de 1969-, “Shine A Light”, compuesta y montada en su día para la grabación de ‘Beggars Banquet’ en 1968 o la celebérrima “Tumbling Dice”, cuya primerísima versión se grabó en 1969 con el título de “Good Time Woman”, el primer single extraído de ‘Exile on Main Street’ y con el paso de los años, uno de los clásicos más reconocidos de la historia de los Stones. Así como pieza imprescindible en sus directos desde entonces.

Las grandes canciones de ‘Exile On Main Street’

El doble disco que se puso a la venta en las tiendas de todo el mundo el 7 de mayo de 1972 se abría con un fabuloso rock cuyo penetrante riff es una magistral lección de rock´n´roll que es la mejor tarjeta de presentación de lo que va a ser este trabajo: “Rocks Off”. Un tema en el que las fuertes guitarras de Keith y Mick Taylor se amalgaman a la perfección con la sección de viento de Bobby Keys y Jim Price y otorgan a este tema una solidez y una fuerza tremendas. Y más rockera todavía, le sigue “Rip This Joint”, un rock´n´roll que podrían haber grabado perfectamente AC/DC años más tarde, con un Mick Jagger que se muestra como un auténtico cantante de Hard Rock. “Hip Shake” es una muy personal versión de un clásico del blues de Slim Harpo a la cual le dan un toque entre el rock´n´roll a lo ZZ Top, con la armónica de Mick Jagger incluida y un aire soul muy matizado que incorpora la sección de viento con una elegancia única. Excelente trabajo en la mezcla de este tema en Los Angeles por parte de Andy Johns y Jimmy Miller.

“Casino Boogie” un medio tiempo fantástico, con un tinte bluesy magnífico que incorpora el piano eléctrico de Nicky Hopkins y el tempo sensacional, rockero pero jazzístico de Charlie Watts en una de sus mejores interpretaciones en este disco.

Ese rock fuerte, crudo, duro que los Stones muestran en este disco, también está presente en el fantástico “All Down The Line”, otra genial mezcla de rock guitarrero con coros soul y un apoyo maravilloso de las trompetas y saxos de Jim Price y Bobby Keys, el magnífico “Turd On The Run” y el sensacional “Happy” cantado por Keith Richards y en el que de nuevo un extraordinario riff se acopla a la perfección con el saxo y la sección de viento. En este contexto y dentro de los centenares de detalles que cabe señalar en el análisis de un disco como este, merece la pena detenerse en “Happy”, en tanto en cuanto en esta canción el productor Jimmy Miller es quien toca la batería y Bobby Keys se luce en el saxofón, mientras que Richards se hace cargo del bajo ya que esta canción, compuesta a mitad de la grabación del disco en Nellcotte se grabó en uno de los periodos en los que Bill Wyman estaba distanciado del resto del grupo y no acudía a las sesiones de grabación. La guitarra del tema emplea la afinación abierta en sol, técnica que Keith aprendió de Ry Cooder. “Para mí, los años 70 se pueden resumir en dos cosas: la afinación abierta y la heroína”, dijo el guitarra en la introducción a uno de los capítulos de su famosa autobiografía ‘Life’. 

En estos dos vinilos de pura excelencia musical, entrando en terrenos no tan rockeros, tenemos un country rock de una sensibilidad exquisita como “Sweet Virginia” y un reggae-rock con aire folk que bien podría haberse grabado en ‘Beggars Banquet’ como “Sweet Black Angel”, un tema dedicado a la militante comunista y activista radical por los derechos civiles Angela Davis. Otra pieza sensacional, “Ventilator Blues” fue la única composición por la que Mick Taylor consiguió firmar como co-autor mientras estuvo en los Stones y que es un blues eléctrico, denso, fuerte con un Mick Jagger magnífico como cantante. Por no dejar de mencionar, por supuesto, “Let It Loose”, una preciosa canción con un toque soul-gospel maravilloso y el blues rock “Soul Survivor”, en el que además de la guitarra, también grabó el bajo Keith Richards.

De la riviera francesa a Los Angeles: Las gemas ocultas del gran tesoro

Cuando en octubre de 1971 el grueso de la grabación del disco estuvo listo, las cintas se llevaron en noviembre a Los Angeles para empezar lo que sería la post-producción, proceso que se hizo lento y poco productivo en tanto en cuanto el estado de salud de Keith Richards derivado de su adicción a la heroína dificultaba mucho avanzar en el trabajo. No obstante, entre noviembre y diciembre de 1971 en L.A., Dr. John grabó coros de apoyo para “Let It Loose”, Al Perkins grabó partes de guitarra en “Torn And Frayed”, y aún cuando Keith no atravesaba su mejor momento, en aquellas semanas del otoño de 1971 se grabaron temas como “Blood Red Wine”, una balada acústica solo con voz, guitarra y piano que solo se conoce a través de los álbumes piratas de outtakes y Travellin’ Man, un rock fuerte, duro, con un piano eléctrico sensacional de Nicky Hopkins y un Mick Taylor a las guitarras en un estado de gracia irrepetible. Existe una segunda versión de este temazo inédito de las sesiones de ‘Exile On Main Street’ grabada en febrero de 1972, en la fase final de la grabación del disco con Mick Taylor a las guitarras y Keith Richards en el bajo que se hace realmente difícil entender como nunca la han incluido en un disco oficial. Si os gustan los Stones más rockeros, buscadla, es una verdadera delicatessen.

Entre enero y marzo de 1972 se terminó definitivamente la grabación de ‘Exile On Main Street’ en los Wally Heider Studios de Los Angeles. En esas sesiones de grabación y mezclas finales participaron también Billy Preston, Joe Green, Kathi McDonald, Vanetta Fields y Shirley Goodman, quienes grabaron coros de voz para varios temas, Bill Plummer grabó varias partes de bajo –recordemos que, por sus problemas con las drogas y por la mala relación que tenía en ese momento con el resto de los Stones, la participación de Bill Wyman en este disco fue casi anecdótica y, de hecho, Keith Richards grabó aparte de sus guitarras muchas partes de bajo como por ejemplo en “Casino Boogie”, “Let It Loose” y “Ventilator Blues”, además de las anteriormente citadas – y se dejó listo para fabricación ese disco, que un principio iba a llamarse ‘Tropical Disease’, y que según se dice, por idea del propio Mick Jagger pasó a llamarse ‘Exile on Main Street’, en referencia al “exilio fiscal” que sufrían en esos años.

En esas semanas también se dejaron grabadas varias canciones inéditas durante muchos años, como por ejemplo varias de las que aparecieron en la reedición de 2010, caso por ejemplo de “Sophia Loren” o “Plundered My Soul”, así como “Ain´t Gonna Lie”, un tema que sigue permaneciendo inédito más allá de los discos de grabaciones piratas en estudio. Otra pieza que se ha convertido con los años en una cotizadísima pieza de coleccionismo es una breve canción llamada “Exile On Main Street Blues”, un medley con varios fragmentos de temas del disco con la voz de Mick Jagger que se grabó especialmente para incluir en un flexi-disc que venía de regalo con el número correspondiente a la primera semana de mayo de 1972 de la revista New Musical Express.

El legado

‘Exile On Main Street’ fue un disco que hoy se considera, a mi juicio merecidamente, uno de los clásicos más absolutamente imperecederos de la historia del rock, y que vuelvo a repetir, es objeto de veneración sin límites entre los stonianos de cualquier edad o generación, pero que sin embargo no fue bien acogido por la prensa, y no puede decirse que, salvo determinadas excepciones, recibiera críticas elogiosas. En Inglaterra Melody Maker criticó que la producción del disco era deficiente y descuidada y Lester Bangs en Creem en América lo definió como “el disco que muestra que los Stones han entrado definitivamente en su decadencia. Una escandalosa tortura que produce bochorno escuchar”, aunque por el contrario, la recepción en otros medios americanos resultó mucho más positiva; Robert Christgau lo definió nada más salir a la venta como el mejor disco del año y Lenny Kaye en Rolling Stone, aunque no se mostró muy entusiasta, sí afirmó que el disco resultaba una estimulante prueba de que la creatividad y la imaginación no se habían agotado en modo alguno en Mick y Keith.

‘Exile On Main Street’ salto al número 1 de las listas de venta oficiales en  los Estados Unidos de manera casi automática y sonó en la radio de manera constante durante los meses de mayo y junio hasta que los Stones aterrizaron en América para hacer una de las giras más apoteósicas de su historia, el mítico Stones Touring Party, sobre el cual se escribió un libro que sigue siendo cátedra absoluta del periodismo contemporáneo como ‘Viajando con los Rolling Stones’ de Robert Greenfield y dos películas como ‘Cocksucker Blues’ de Robert Frank y ‘Ladies And Gentlemen… The Rolling Stones! de Rollin Binzer.

Con el paso de los años, se creó en torno a ‘Exile…’ un aura de leyenda que obviamente no le pasó inadvertida al que quizá era el Stone más crítico con ese disco, y que más de una vez se había mostrado muy escéptico con esa admiración generalizada que los fans de los Stones sentían por un disco que él pensaba que no estaba bien producido y que, seguramente por las circunstancias en las que se hizo, se quedó muy por debajo en cuanto a calidad musical en su opinión: Mick Jagger. Por consiguiente, y dada la buena respuesta que tuvo la reedición ampliada del legendario disco en directo ‘Get Year Ya-Ya´s Out’ en 2010, coincidiendo con el 40 aniversario de la edición de este disco, Mick Jagger coordinó y dirigió la remasterización de ‘Exile…’ con la ayuda de Mick Taylor, que a partir de ese momento volvió a confraternizar con el entorno de los Stones y de hecho, a raíz de volver a verse frecuentemente con Jagger, acabó volviendo a tocar con ellos en la gira del 50 aniversario de la formación del grupo en 2012 y en los tours de 2013 y 2014.

En esa reedición, además del conocido “Plundered My Soul”, que llegó a sonar como single en algunas emisoras de radio tanto americanas como europeas y se incorporaron algunas otras canciones inéditas grabadas en Nellcotte como “I´m Not Signifyng” o “Following The River”, así como versiones alternativas de “Loving Cup” o “Soul Survivor”, interesantes para fans y coleccionistas de rarezas poco avezados en el mercado bootleg.

Además de las películas, libros de gira, artículos firmados por gente de la categoría de Truman Capote para revistas como Life o Rolling Stone, la leyenda de ‘Exile On Main Street’ ha dejado documentales excepcionales, libros dedicados en exclusiva a la PORTADA-webhistoria creada en torno a este disco como los escritos por Bill Janowitz o John Perry y sobre todo, unas canciones que han marcado una época única y quizá irrepetible en la historia de los Rolling Stones. Temas en los que la banda, conscientemente o no, se muestra más desnuda, más sincera, más desinhibida a la hora de mostrar sin reserva alguna su adn musical, su devoción por el blues, su pasión por el rock más fuerte matizada por el acompañamiento de unos magníficos coros y de unas secciones de viento sensacionales, y en los que destilan una autenticidad que muy pocas veces volvió a repetirse en otras grabaciones de estudio

Son las cuatro caras de vinilo más genuinamente stonianas que puedas escuchar si te metes a estudiar en profundidad su historia y su trayectoria musical, y por ello hoy, 45 años después, siguen sonando frescas, fuertes, sólidas, rockeras y emocionantes cuando pinchas el vinilo o das al “play” en tu reproductor de CD o en tu ordenador...

Los Stones, siempre los Stones…

Mariano Muniesa

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