El evangelio según Lemmy Kilmister (Motörhead): 10 frases para una vida plena
27 diciembre, 2016 11:00 pm 5 ComentariosLa adoración que despertaba en el mundo entero el líder de Motörhead podría compararse sin ambages a la de Jesucristo, Buda, Mahoma o cualquier otra figura religiosa. Y en todo culto debe haber una lista de mandamientos para mirarse en el espejo y decidir la gloria o la condenación eterna. Con motivo del primer aniversario de su fallecimiento, tratamos de recuperarnos de su pérdida irreparable y para eso Alfredo Villaescusa recopila sus principales preceptos vitales. Tomen apuntes.
1. "Demasiados amigos míos han muerto a causa de la puta heroína, pero lo peor es que la chica de la que más enamorado he estado en la vida también falleció por lo mismo. No acudí al funeral. Después de todo, ¿quién quiere verlas muertas? A mí me gustaban vivas".
No se podría empezar de otra manera que con esa afición desmedida por las mujeres que llevó a Lemmy a acostarse a lo largo de su trayectoria con una cifra récord de entre 1.000 y 2.000 féminas, no existe un número exacto, aunque en una entrevista para el documental ‘Motörhead: Live Fast, Die Old’ admitió que serían en torno a 1.200. No era de extrañar por tanto que la revista ‘Maxim’ lo incluyera en su lista de las diez mayores leyendas sexuales vivientes o que Paul Milles se acordara de él en su polémico libro ‘Sex Tips From Rock Stars’, en el que artistas como Danko Jones o Nicke Borg (Backyard Babies), entre muchos otros, lo mismo relatan encuentros sexuales que ofrecen consejos para mejorar el rendimiento en la cama.
2. “Para que una mujer sea interesante tiene que ser un poco zorra a veces”.
La tiranía de lo políticamente correcto no tenía ningún efecto en el líder de Motörhead, sus opiniones caían como lapidarias losas y aquí paz y después gloria. Pero por mucho que feministas radicales lo tacharan de machista por frases como la de arriba, lo cierto es que desde su posición de figura reverenciada en el mundo del rock ayudó a abrirse camino a no pocas rockeras. Valga a modo de anécdota aquella vez en 1976 en que The Runaways abrían para Motörhead y Lemmy tuvo el detalle de prestarle su hasta entonces intransferible cinturón de balas a una jovenzuela Joan Jett que no cabía de su asombro ante semejante ofrecimiento. Y eso por no mentar la estrecha colaboración junto a Girlschool plasmada en el EP ‘St. Valentine’s Day Massacre’. Curiosos ejemplos de comportamiento misógino, ¿verdad?
3. “Con todas las drogas que he tomado es demasiado tarde para buscar a Dios”.
El infatigable ritmo vital de Lemmy respecto al alcohol y demás sustancias adquirió visos de leyenda cuando confesó que se trincaba una botella diaria de whisky desde los 30 años. En el 2013 tuvo que dejar este sobrenatural hábito debido a que el azúcar de la Coca-Cola perjudicaba su diabetes y no se le ocurrió otra idea mejor que pasarse al vodka con zumo de naranja por motivos de salud. Desde los tiempos de Hawkwind también era conocida su notable afición por el LSD y las anfetaminas, especialmente estas últimas, a las que consideraba la única droga útil debido a que le permitían afrontar con lucidez momentos en los que necesitaba estar despierto. Su predilección por el speed ha llegado hasta el punto de legar impagables consejos de padre preocupado por la salud de su vástago: “Hijo mío. Prométeme una cosa: cuando te hagas mayor, no tomes cocaína, por favor, métete speed, es mucho más sano”.
4. “El rollo no se parecía en nada al actual: todo el mundo obsesionado por la salud, la corrección política, contra las drogas y todo eso. Mientras estuve en Hawkwind, las drogas fueron nuestro lazo común. Era la única manera que teníamos los chalados de adivinar si eras uno de los nuestros”.
Si dicen las malas lenguas que fue Bob Dylan quien introdujo a los Beatles en los porros y demás sustancias psicotrópicas, Lemmy se doctoró en cuelgues varios durante su etapa en Hawkwind a principios de los setenta, que coincidió además con el período de mayor gloria del grupo, de hecho, él se encargó de cantar “Silver Machine”, uno de sus principales éxitos. Pero esa época de desenfreno no terminó muy bien para él, ya que lo expulsaron de la banda después de que lo pillaran con anfetaminas en la frontera entre Canadá y EE UU y lo metieran al talego al confundir aquellos polvillos blancos con cocaína. ¿Cuál sería la fría venganza de Lemmy contra los Hawkwind por echarle? Pues está claro, follarse a sus novias.
5. “He tenido seis novias negras, así que soy el peor nazi del mundo”.
La fijación del legendario bajista y vocalista por los símbolos del Tercer Reich no ha estado tampoco exenta de polémica, pese a compartir la misma afición con otros colosos ilustres como David Bowie, el miembro fundador de Slayer Jeff Hanneman o Keith Emerson de los míticos Emerson, Lake & Palmer. A este último incluso le regaló un par de cuchillos de las Juventudes Hitlerianas que se utilizaron en repetidas ocasiones para sostener teclas de Hammond antes de que fueran destruidos. El pensamiento de Lemmy está en realidad a años luz del fascismo, pues rechaza cualquier tipo de autoridad, religión o gobierno y se ha definido a sí mismo como “anarquista”. Para defender su memorabilia Nazi no ha dudado en asegurar que si sus novias negras no encontraban impedimento alguno, nadie más debería.
6. “Estaba trapicheando con mandanga y de repente apareció un rubio pequeñajo y me dijo: “¡Tú eres mi papá!””.
De esta manera tan romántica Lemmy conoció a su hijo Paul Inder, fruto de una corta relación con una mujer llamada Tracy, que solía andar muy cerca del círculo por el que se movían los Beatles. Por algo además la susodicha elegiría el nombre de “Paul”, aunque lo rocambolesco del asunto es que quien en realidad la pretendía era un jovencito George Harrison, pero ella pasaba bastante del tema. Para terminar de echar leña al fuego, la mujer había perdido la virginidad nada más y nada menos que con John Lennon. Lemmy pensaba que quizás su historia no habría durado mucho porque tal vez en el momento del clímax gritara “¡Paul!” con todas sus fuerzas.
7. “Le di unas cuantas lecciones de bajo a Sid Vicious. Se me acercó un día y dijo: “Eh, Lemmy, enséñame a tocar el bajo”, y yo respondí: “Está bien, Sid”. Pero al cabo de tres días tuve que decirle: “Sid, eres incapaz de tocar el bajo”. Él dijo: “Sí, ya lo sé”, se deprimió y se marchó”.
Es muy probable que el instinto paternal también se le despertara a nuestro hombre con un jovencito descarriado llamado Sid Vicious con un voraz apetito por la autodestrucción. Trató de alejarlo de su adicción a la heroína, droga a la que Lemmy tiene especial manía, como ya hemos relatado anteriormente, pero el carismático integrante de los Sex Pistols no tenía aptitud ninguna para la música y solo hacía caso a lo que le decía su novia yonqui Nancy Spungen, a la que el líder de Motörhead se refería cariñosamente como “esa maldita perra”. Parece ser que el rechazo punk hacia cualquier tipo de autoridad no incluía a las parientas.
8. “Cuando mueres te vuelves automáticamente un cincuenta y ocho por ciento más genial. Vendes más discos y te conviertes en un ser maravilloso. “Tío, qué lástima que jamás comprásemos ninguno de sus discos cuando estaba vivo, pero aun así...”. Estoy convencido de que ese es el destino que me espera a mí. “¿Qué me dices de Motörhead? Un grupo cojonudo. Si al menos hubiéramos ido a verles...””.
Una cita muy apropiada ante la cascada de fallecimientos que hemos sufrido este año en el mundo de la música y que como hemos visto en los últimos días con Rick Parfitt y George Michael el 2016 amenaza con morir matando. Pero lo cierto es que su incesante actividad concertil hace que la última frase de arriba se torne poco menos que un imposible. Un servidor, por ejemplo, ha perdido ya la cuenta de las veces que ha contemplado a Motörhead en directo, aunque a buen seguro superan la docena incluyendo festivales y demás. Y es que Lemmy siguió girando incansablemente casi hasta al fin de sus días, de hecho, su última actuación fue un 11 de diciembre en Berlín, apenas veinte días antes de su repentina muerte. El batería Mikkey Dee recordaba de esta manera ese show: “Estaba terriblemente demacrado. Empleó toda su energía en el escenario y después estaba muy, muy cansado. Es increíble que pudiera tocar e incluso terminar la gira europea”.
9. “Al parecer a la gente no le gusta que le digas las verdades, pero a mí me gusta decirlas; me gusta porque se ofende a cantidad de gente”.
Sobran los comentarios. Todo un alegato de principios. Seguramente por máximas de este calibre Slash de Guns N’ Roses pensaba que Lemmy tenía “más integridad en un solo dedo que miles de rockeros”. Nunca se calló ante los más variopintos asuntos, como atestiguan cada una de las entrevistas que concedió en su larga trayectoria y que revelaban a un tipo culto, apasionado de la historia y el inefable humor inglés de Monty Python o P.G. Wodehouse, una auténtica mina a la hora de legar perlas de sabiduría vital. Una actitud a bocajarro que no encajaba en absoluto en la hipócrita sociedad norteamericana, de ello se dio cuenta a las dos semanas de residir en EE UU: “Comentaba algo que me parecía hilarante y todo el mundo reaccionaba horrorizado. Se escandalizaban y se sentían agredidos y todo tipo de hostias”.
10. “Si mi vida fuese una película debería terminar con rayos y truenos, mientras yo desaparezco en la cima de una montaña, dejando atrás una placa que dice: “Os he engañado. De nuevo””.
Este último deseo de Lemmy tal vez se haya cumplido en parte porque su entierro tuvo mucho de cinematográfico al ser retransmitido al planeta entero a través de Youtube. Una ceremonia con un marcado sabor rockero en la que no faltó la decoración alusiva al personaje, como las botellas de Jack Daniel’s, amplificadores Marshall o flores que formaban esa Cruz de Hierro que lucía orgulloso en el pecho. No había desperdicio tampoco en las palabras que pronunció su hijo Paul Inder para despedirle: “Buen viaje, querido padre. Vuelves a la carretera para una gira más larga hacia el gran concierto en el cielo - nunca jamás te olvidaremos. Te quiero”.
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5 comentarios
Enseñanzas de vida. Lo que siempre me gustó de Lemmy es que siendo una de las mayores estrellas del rock mundial era un tipo sencillo. Todos le querían. Y todos los amantes del rock y el metal lo admirábamos.
Este hombre fue la puta hostia, le sudaban los cojones si algún gilipollas se ofendía por sandeces, fue fiel al lema "sexo, drogas y rock n' roll" hasta su jodida muerte.
De hecho gritó al mundo "que les den por culo a los putos políticamente correctos de mierda", lo hizo y es muy admirable ese gesto, sobre todo su anarquía y la máxima de "no hay nada como ser famoso rockstar para hincharse a follar a diestro y siniestro".
Larga vida al Rock N' Roll
Todos los rockeros del mundo daríamos lo que sea por vivir parte de lo que él vivió. RIP