Crónica de Nightwish + Alquimia: Cuando el perfeccionismo desluce la magia

Se podría decir que la formación actual ha otorgado por fin a Tuomas Holopainen, alma mater de la banda, la estabilidad que había perdido desde la salida de Tarja en 2005 y no es para menos, ya que Floor Jansen es un portento de voz y el multi instrumentista inglés Troy Donockley ha añadido nuevas capas sonoras a las composiciones de Tuomas. El último disco de la banda, ‘Endless Forms Most Beautiful’, fue una muestra incontestable de la buena forma en la que se encuentra la banda así que todo indicaba que este iba a ser un concierto memorable.

Alquimia

Para hacer la espera más llevadera, salieron los asturianos Alquimia, la banda formada y liderada por Alberto Rionda después de anunciar el parón indefinido de Avalanch. Para ser una banda pequeña y relativamente reciente (llevan 3 años), se movieron bien por el escenario sin mostrar ser abrumados por el tamaño del recinto, aunque como suele pasar con las bandas teloneras, no gozaron del mejor de los sonidos. Sólo disponían de 25 minutos para su descarga sonora; una descarga que gustará a los que les van bandas como Angra, Saratoga o Stravaganzza, por ejemplo. Como era de esperar, cuando sonaron los primeros acordes del tema de Avalanch "Xana", el respetable empezó a correarlo. Lo dicho, si echáis de menos a Avalanch, he aquí su continuación natural.

Poco después de las 21:00, Nightwish hizo acto de presencia arranando con dos temas de su último disco: “Shudder Before the Beautiful” y “Yours Is an Empty Hope”. Aparentemente, había un desequilibrio en el sonido ya que la batería sonaba por encima de los demás (tremenda pegada le da al kit, Kai Hahto, que también ha tocado con Swallow the Sun y Wintersun, entre otros) pero la cosa no solamente mejoró con “Bless the Child”, uno de mis temas favoritos de la banda, sino que por fin se encendió la grande pantalla LED del fondo y de allí hasta el final no paró de proyectar bellas imágenes oníricas y también inspiradas por la naturaleza. A nivel extramusical, este era el mayor aliciente, ya que no hubo ni pirotecnia ni nada por el estilo y la decoración del escenario se limitaba a un tronco de árbol como sostén del teclado de Tuomas y una roca que disimulaba un ventilador para Floor, algo que me llamó la atención. Creo que con el tipo de música que hacen, de proporciones pantagruélicas, no estaría de más cuidar más la producción escénica en este aspecto, sabiendo que así ha sido en el pasado.

Tuomas Holopainen (Nightwish)

Volviendo al aspecto puramente musical, después del “Storytime”, salió al escenario Troy, que con su gaita acompañó la banda en los temas “My Walden” y “Élan” de marcado toque celta, no sin antes alabar las virtudes del vino de Rioja. También cabe destacar que aparte de la gaita, también tocó la flauta y el mandolín eléctrico. Al épico “Weak Fantasy” lo prosiguió otro de mis temas favoritos de la banda, “7 Days to the Wolf”, cantado a la perfección por Floor y Marco Hietala. Sin embargo, el ritmo decayó un poco con “The Siren” y “The Poet and the Pendulum”; no son malos temas para nada, pero allí entra mi segunda reflexión: me parece encomiable que la banda confíe tanto en su último disco (6 temas en el setlist en un total de 17) como en los temas de los discos con Annete Olzon (5 en total) y creo que se lo merecen, pero seguro que no soy el único que haya echado de menos clásicos de la banda como “Wishmaster”, “Wish I Had an Angel”, “Sacrament of Wilderness” o “Passion and the Opera”, temas que garantizan despertar hasta el oyente más aletargado.

Afortunadamente, la fuerza del concierto se recuperó con temas incontestables como “I Want My Tears Back”, “Nemo” y “Stargazers” (este último fue el primer tema que escuché de ellos cuando compré ‘Oceanborn’ en 1998, basado solamente en lo que había leído, así que tiene valor sentimental y me alegro que lo hayan recuperado después de tantos años). “Sleeping Sun”, uno de sus temas más bellos y emotivos, tengo que admitir que sonó de manera deslucida y allí entra mi tercera reflexión: aparte del sonido que para mi gusto estaba bajo (si puedo intercambiar palabras en voz baja con una persona a mi lado, entonces para mi le falta potencia), me dio la impresión que la banda estaba demasiado centrada en ejecutar los temas de manera perfecta y no soltaron la melena sobre las tablas.

Floor Jansen (Nightwish)

He visto a Floor Jansen mucho más participativa con After Forever (ahora eso sí, hizo varios headbangings) y tanto Marco como Emppu Vuorinen parecían estar algo cansados, algo por otra parte lógico ya que Madrid fue una de las últimas paradas de una gira mundial que lleva ya 2 años y muchísimas fechas. El tramo final del show fue marcado por otro tema de proporciones inconmensurables, “Ghost Love Story”, un tema donde esperaría uno que la banda pusiera toda la carne en el asador a nivel de producción escénica para un tema que lo pide a gritos, tal como se ve por ejemplo en el DVD ‘End of an Era’ (2005) o en el DVD “Showtime, Storytime” (2013). ¿Habrán sido limitaciones impuestas por el recinto? La banda nos despidió con “Last Ride of the Day” y “The Greatest Show on Earth” y de este último tocaron casi la mitad de sus 24 minutos de duración. En general, creo que fue un concierto correcto pero que le faltó algo de ritmo, un setlist más centrado en los clásicos, algo más de comunicación con el público y una producción escénica más llamativa para poder llamarlo, sin reservas, un show memorable.

Texto: Yorgos Goumas
Fotos: Andrés Abella

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