Entrevista a El Toubab: “Mis discos siempre se han inspirado en un viaje”
9 junio, 2016 8:04 pm Deja tus comentariosTrotamundos donde los haya, siempre acompañado de su guitarra y de canciones que emergen desde el corazón para cautivar el de millares de personas de culturas diversas; el cantautor de Reus (Tarragona) está de vuelta de una reciente gira por Latinoamérica en la que ha actuado en múltiples penales, cantinas y escuelas. Irene Díaz se pone en contacto con El Toubab poco después de su aterrizaje para recabar sus impresiones ante otra enriquecedora experiencia que le ha inspirado para escribir canciones que formarán parte del álbum que suceda a su anterior ‘Sonido de Monedas’.
Has aterrizado recientemente de un periplo por América Latina al que nombraste ‘Tocadas por Cantinas y Penales de América Latina’, ¿qué riquezas inmateriales te has traído de vuelta?
“Nuevas amistades que ya andan conmigo en lo más profundo de mi corazón, una lista tremenda de grupos y artistas peruanos, ecuatorianos, colombianos, mexicanos, argentinos, uruguayos y chilenos; y también, un par de libretas con nuevas canciones que hablan de la experiencia de tocar en cárceles, escuelas públicas y cantinas, escritas la gran mayoría durante el viaje en bus de Lima hasta Bogotá”.
¿Qué tal está funcionando en directo la defensa de las canciones de ‘Sonido de monedas’?
“Hay noches de todos los colores, hay veces que cantas para nadie o para la camarera de un bar. Otras, con un poco de suerte, encuentras ambiente, se calienta el alma y te vienes arriba. Aunque la verdad, el deseo es que la música no termine nunca, porque todo cobra sentido cuándo entiendes que cantar sólo por necesidad te hacer sentir un poco más saludable. La verdad es que con algunas de estas canciones, me siento muy a gusto en directo. Hay algo que me dice que van a formar parte de mi lista en el futuro y eso, debo confesarte, no siempre lo sentí así”.
¿Cómo surgieron las colaboraciones con El Drogas y Rosendo?
“Esas colaboraciones fueron algo más que un guiño a la banda sonora de mi vida. Invité a dos de mis ídolos, a dos amigos de mi amigo Toni Urbano (que falleció a finales de agosto del 2014), a los que un día conocí, y que debían, si podían, sellar una etapa importante entre nosotros. Aquella que sin quererlo terminó”.
Dadas las letras de tus canciones, Vallecas parece un lugar importante para ti. ¿Puedo preguntar por qué?
“En Vallecas, en los Estudios Manitú, he grabado dos de los seis discos que publiqué con las bandas en que formé parte, Presidents y La Voz de los Nadie. También grabé una canción para el disco ‘Bajo la corteza’ homenaje a Leño. He amanecido muchas veces en sus calles, he cerrado en más de una ocasión el Jimmy Jazz, el Hebe y la Urbe del Kas. He tocado para los Bukaneros del Rayo Vallecano en su local o en la librería La esquina del zorro. Vallecas me recuerda mucho al barrio Fortuny dónde yo nací, en Reus. Ese ambiente de gente trabajadora, humilde, mezclándose con inmigrantes, me gusta, y creo que nos enriquece a todos. 'El blues de Jimmy Jazz' está dedicada a una chica Rosendera y a ese mítico bar, pero también quiere ser un humilde homenaje a todo el vecindario de Vallecas por lo que vivido yo ahí”.
No puedo evitar preguntarte por “Ella”, la adaptación del cantautor mexicano José Alfredo Jiménez. ¿Cómo se te ocurrió introducir ritmos latinos en tu nuevo álbum?
“En Canadá terminé muchas noches cantando entre inmigrantes hondureños, mexicanos, colombianos y venezolanos que estaban trabajando ahí. Ellos me pedían repertorio popular Latinoamericano y yo me di cuenta de que lo desconocía y empecé a interesarme por él. A la vuelta del viaje, investigué mucho. Después, me puse en contacto con mi amigo y gran músico cubano, Papa Orbe y le propuse la idea de grabar con músicos latinos. Lo hicimos con músicos colombianos y ecuatorianos para darle un aire diferente a mi sonido original, que obviamente es mediterráneo con influencias anglosajonas”.
¿Quién es ella?
“Cuando te metes en esto seriamente, pierdes amigos, amores y mucho dinero”
“Cuándo te metes en esto seriamente, pierdes amigos, amores y mucho dinero. A ella sólo le deseo que sea feliz y que un día escuche esta canción y se acuerde de mí y de lo bonito que fue mientras duró”.
No es fácil encontrar músicos tan viajeros como tú. De hecho, da la sensación que tus viajes y tus canciones están en simbiosis y se retroalimentan, ¿estoy en lo cierto?
“Mis discos siempre se han inspirado en un viaje: ‘Sonido de monedas’ (Rock de Kasba, 2015) nace tras cruzar Canadá de costa a costa durante tres meses tocando en calles, plazas, metro y pequeños locales. ‘Viaje sin retorno’ (Rock de Kasba, 2013) surge después de la gira por Europa en tren junto a Juantxo Skalari llamada “Rude Rock Train” y mi carta de presentación ‘Sólo por necesidad', aunque fue una grabación casera, me sirvió de viaje iniciático para tocar durante una temporada por las calles de Berlín”.
¿Cómo se ve la vida con tres discos publicados y medio mundo recorrido?
“Hay que irse hacia el norte para tocar y vender discos, y hay que bajarse al sur para vivir la vida”
“Con los ojos de alguien que ha aprendido que hay que irse hacia el norte para tocar y vender discos, y que hay que bajarse al sur para vivir la vida. Lo veo cómo un humano que se siente agradecido por haber nacido en un lugar donde, si te lo propones y lo deseas, si lo decides y luchas por ello; puedes hacer la maleta, agarrar tu guitarra y viajar por todo el mundo, porque tienes la suerte de tener un pasaporte que te lo permite. Eso sí, soy consciente que no todos los seres de este planeta nacemos con las mismas condiciones. Por eso, siempre cantaré para la gente más humilde y les daré voz. Cantaré siempre bien alto, para ellos y para todos esos inmigrantes clandestinos que no tienen la misma suerte que tenemos nosotros”.
“Siempre cantaré para la gente más humilde y les daré voz”
Da la sensación que tu boina cumple un papel muy importante en tus viajes. ¿Es algo así como tu objeto de la suerte?
“En mis viajes, siempre salgo de casa sin dinero; quiero ganarme el pan cantando”
“Es, sin duda, mi compañera, mi salvación. Ella me protege del sol y me llena la barriga con las monedas que le van cayendo cuando la muestro al público presente. En mis viajes, siempre salgo de casa sin dinero. Quiero ganarme el pan cantando. Quiero vivir al límite para ponerme en el lugar de los más desfavorecidos. No quiero tenerlo fácil, porque si no, pueden dormirse mis sentidos y eso es malo para alguien que busca vivir y crear en primera piel poniéndose en el lugar de otras pieles”.
Para concluir, te felicito por el disco y te pregunto: ¿Por dónde pasa el futuro?
“Por un presente cargado de ilusión, proyectos y días que se hacen cortos. Estoy liado con algo para celebrar mis 25 años de oficio, algo muy especial de lo que, si sale bien, sabréis pronto seguro”
Es complicado encontrar las palabras exactas con las que resumir esta última aventura por América Latina. Creo que, en cierta manera, se debe al ser tanto, tantísimo, lo recibido por las gentes con las que he ido compartiendo camino. Un viaje llevadero, nunca fácil, pero sí intensamente apasionado. Sin duda, éste estuvo lleno de predisposición y buena energía por quienes estuvieron conmigo desde el principio. Recuerdo que antes de salir de casa, me decían que anduviera con cuidado por las calles de Perú, Ecuador y Colombia, supuestamente por el miedo, que nos invade hacia lo desconocido.
Y debo confesar, que he vuelto sin heridas y cargado de toneladas de cariño y amor, de regalos impagables, de amigos que dieron sin pedir, gente humilde a la que le gusta la música y que dobla su espalda al trabajar y tirar pa’ lante, a veces, con pocos recursos pero con mucho talento e ingenio. Ellos, que durante este tiempo han sido mi familia. Ellos que me
han dado casa y comida, que han sido mis guías y mis maestros, que me han invitado a grabar canciones, que hemos compartido tocadas por cantinas, penales y escuelas públicas; que se han encargado de coordinar entrevistas en medios de comunicación. A ellos – y saben de sobra quienes son – les debo mis mejores canciones.
Ya he vuelvo a casa y lo hice feliz, con la experiencia de cruzar por la Panamericana 5.796 Km desde Lima a Bogotá, pasando por Trujillo, Mancora, Guayaquil y Quito, subido a un bus que, aparte de disfrutar en él del paisaje y vivir mil anécdotas con los clandestinos compañeros del trayecto, también me ha servido para escribir, con mi hermano mayor Dídac Blanc, canciones, que espero que me sirvan para grabarlas en lo que será mi próximo disco.
Viajar sirve para conocer otras culturas, pero también sirve para comprobar que la tuya, no es el ombligo del mundo. Quizá por eso, siempre huyo de mi casa, por no quererme acomodar, y lo hago intencionadamente, para dejar de llorar, para huir de lágrimas fáciles. Y salgo por ahí para vivir la vida de forma saludable con lo que más me gusta, la música. ¡Que siga el viaje!
EL TOUBAB
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