FLYING OVER: TRES Y LA PANDERETA

31 octubre, 2014 6:09 pm Publicado por  1 Comentario

Flying OverKafe Antzokia, Bilbao

Es un signo de los tiempos tener que seguir escuchando esa cansina cantinela de que ya no salen grupos interesantes hoy en día. Lo cierto es que al margen de la casta y el ABC existen giras que pasan por nuestro país sin pena ni gloria que no atraen la atención que debieran. Se trata en su mayoría de tipos curtidos que se cascan sin despeinarse más de diez fechas y gastan idéntica actitud ante diez que ante cien mil.

Es el caso de los franceses Flying Over, que llevan ya diez años en el negocio y cuentan en su haber con la friolera de 400 conciertos por toda Europa, apariciones en varios recopilatorios, EPs de siete pulgadas a la vieja usanza y, entre otros lanzamientos, un flamante nuevo disco cargado de píldorazos punk de los que apenas te enteras. Su reputación les ha llevado incluso a tocar en la Joe Strummer Foundation en Londres.

Los días entre semana suelen ser complicados en cuanto a asistencia, por lo que ya íbamos mentalizados para estar allí cuatro gatos, 11 para ser exactos, incluyendo camareros y personal de la sala. Era en ese reducido habitáculo de ambiente intimista que han habilitado en el segundo piso del Antzoki y que agasaja a los visitantes con cacahuetes y otras cortesías gastronómicas de más nivel, algo inaudito por estos lares donde no te regalan ni el agua.

No parecía que se fuera a llenar el garito, por lo que Flying Over iniciaron la guerra relámpago sin delación, con un trallazo de esos de levantarte del sitio, el autoafirmativo “I Sell My Soul To Rock N’ Roll”, que de inmediato te introduce en su rollo pegadizo cual chicle, del mismo modo que “Outsiders”, heredero de la tradición ramoniana a piñón fijo que no busca los tres pies al gato.

Disminuyeron el pistón en “Nothing Should Be Long”, donde cobraron protagonismo las voces masculina y femenina que le dan al asunto un punto kitsch a lo B-52. Y ellos también en escena bailotean que da gusto, sobre todo la frontwoman con su pandereta, recogido vintage y taconazos blancos y negros a juego con la camiseta.

Pocas cosas existen más divertidas que un concierto de este palo, caña contagiosa, un estribillo melódico que se te incrusta en el cerebro durante horas, y a cascarla, para qué quieres más. Ese esquema seguía a rajatabla “You Don’t Know My Worst”, que probablemente sonaba similar a otras piezas anteriores, pero que por lo menos cumplía su principal cometido: entretener.

Daba igual que estuviéramos cuatro amigos, ellos se marcaron un conciertazo con esa profesionalidad habitual en los acostumbrados a tirar millas y recorrerse países de punta a punta para acabar en tugurios de mala muerte. Un ambiente de esos familiares en los que se atienden ruegos y preguntas, aunque la verdad es que el personal estuvo muy impasible y silencioso, se conoce que los días laborables no favorecen el desmelene.

Su repertorio no admite alargarse demasiado, por lo que antes de la hora de actuación ya se retiraban por un momento para volver con una peculiar adaptación del “Real Wild Child”, aquel tema de Johnny O’ Keefe que populizara Iggy Pop en los ochenta y que ellos llevaron a terreno ramoniano, pero con un punto bailongo.

Ya pensábamos que aquí se acabaría lo que se daba, no obstante, se atrevieron con una segunda tanda de bises después de deliberar durante cierto rato. El rock n’ roll acelerado de “Sex On Video” reminiscente a The Stooges sirvió para consolidarlos como una alternativa bastante decente para matar el tiempo a base de tres acordes, si llegan. Y la reivindicativa “Are You A Punk”, por su simpleza en la letra recordaba al “Now I Wanna Sniff Some Glue” de The Ramones, que en su época desató toda una oleada de esnifadores de pegamento.

Un bolo rápido y frenético el de estos tres y la pandereta, visto y no visto, ideal para descargar adrenalina a mediados de semana. Hay ocasiones en que uno se levanta en plan sibarita y le apetecen delicatesen y todas aquellas cosas que te hacen sentir especial, con un gusto refinado muy por encima de la mayoría. Y otras en que uno se tira al fango completamente, al placer momentáneo y sin trascendencia, el equivalente musical a la comida rápida. Pero cómo se disfruta un buen garrafonazo de vez en cuando.

TEXTO Y FOTOS: ALFREDO VILLAESCUSA

Redacción
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1 comentario

  • Juandie dice:

    Quizás poca peña esa noche en Bilbao pero muy digno concierto de estos FLYING OVER que mezclan en su música tanto en rock más clásico como algo de punk rock a lo RAMONES.Idiota el que esa noche se perdió esta buena banda gala vivendo en Bilbao!!!

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