MARTIN WALKYIER:PAGANOS Y ORGULLOSOS

17 abril, 2009 10:42 am Publicado por  – Deja tus comentarios

El festival Heathen Alliance propuso para su primera edición como invitado internacional nada menos que a Martin Walkyier, el ex cantante de Skyclad y Sabbat, y actual The Clan Destined...

MARTIN WALKYIER – HEATHEN ALLIANCE FESTIVAL
(The End, Buenos Aires)

El festival Heathen Alliance propuso para su primera edición como invitado internacional nada menos que a Martin Walkyier, el ex cantante de Skyclad y Sabbat, y actual The Clan Destined. Icono del folk metal, su presencia garantizó de primera mano el componente pagano que este show buscaba privilegiar. La apertura estuvo a cargo de Fiddler´s Gone, que si bien no presencié, tengo entendido que se trataba de música celta tocada en formato acústico. En realidad arribamos para cuando Dark Whisper, agrupación de metal gótico con dos cantantes femeninas, se despedía con “Monolith Of Doubt” de After Forever. Los Wulfshon en cambio apostaron a un death metal melódico influenciado por una larga línea sueca que va desde Dissection a Amon Amarth, aunque eligieron como cover “Mother North”, de los noruegos Satyricon. Con Tëngwär nos adentramos a pleno en la propuesta metálico/folk, que el cantante Thorvi dirigió con convicción, ya sea blandiendo tanto hacha como mazo, o golpeando un tambor. Con casi una docena de músicos (incluyendo un coro) sobre el escenario, lo de Tëngwär se transformó en una fiesta visual, ya que cada integrante apareció convenientemente caracterizado y abundó el baile sobre el escenario. Acordeón, flauta, violín, mandolina, percusión y gaita aportan el lado celta, combinado de forma metálica con los instrumentos eléctricos, y obteniendo asimismo momentos similares a aquellos más saltarines de Rhapsody. Mientras que a Tëngwär le costó tener al sonido de su parte con tanta instrumentación, Skiltron en cambio ofreció un set más potente y directo, con la voz de Diego Valdez imponiéndose sobre cualquier limitación técnica. Es notable cómo su amplia modulación, inspirada en Ronnie James Dio, eleva composiciones que ya poseen un gran nivel, como “Skiltron” y “The Beheading”. Gaita y flauta, a cargo de Pablo Allen, ambientaron con tonos del norte europeo, aunque saben como conmover con poderoso metal a secas. Con la habitual “Gathering The Clans” se despidieron para dar paso rápidamente al plato fuerte del festival.  Para nosotros aquí en Buenos Aires, que habíamos estado esperando la ocasión durante más de 15 años, el momento había llegado. Estaba finalmente en Argentina nada menos que Martin Walkyier, el precursor del folk metal que desde fines de los años '80s y durante toda la década pasada había compuesto probablemente las letras más inteligentes de la música pesada.

A comienzos de la década de los '90s y en un momento de la escena en que no podía hacerse una crítica social decente sin mencionar la palabra ‘”fuck” cinco veces por estrofa, las compocisiones de Walkyier brillaban por su refrescante componente de sutil y sarcástica ironía, acompañadas por el revolucionario agregado del folklore celta. Martin y Skiltron (de la mano del guitarrista Emilio Souto, quien organizó su venida a Argentina y cuya banda interpretó los temas de Skyclad) habían ensayado tan sólo cinco veces antes del show. Es aquí donde se detectó el primer signo de que si bien 5 sesiones con una banda ajena no suele ser suficiente, la destreza de los chicos de Sklitron y su amor por el trabajo de Martin suplieron todo lo que eventualmente pudo haber fallado. Por tanto y en el balance final de quien asistió a la velada, las deficiencias técnicas quedaron reducidas a algo poco menos que anecdótico.

Con tanta espera detrás, Skiltron y Martin tomaron la decisión más sensata para tamaña ocasión: dar un pantallazo general de la década que pasó Martin en Skyclad, con al menos un tema de cada disco (salvo la curiosa y cuestionable omisión de “Vintage Whine”). Desde el  vamos,  la poesía de Martin fluyó a vendavales con su verborragia repleta de palabras de inglés antiguo meticulosamente resucitadas para denunciar problemáticas sociales globales actuales de la más diversa índole. En este contexto, qué mejor que “Inequality Street” para abrir el fuego. La modesta concurrencia respondía con fervor desmedido a las arengas de Martin, quien, mientras pasaban perlas como “Think Back and Lie Of England” y “Building A Ruin”, demostraba el entusiasmo y respeto hacia los presentes de la misma manera que si estuviese en un megafestival Europeo.

Siendo el reducido núcleo de fans que éramos, nos repartíamos entre quienes pogueaban al ritmo del violín, gentileza de Roger Vaz, de la banda brasileña Tuatha De Danann -especialmente durante “Penny Dreadful”, “Spinning Jenny” y “The Widdershins Jig”-, aquellos que trataban de emular con los labios la punzante locuacidad de nuestro querido Bardo a la vez que desarrollaban empatía por su conciencia social (“Earth Mother, the Sun and the Furious Host”), o simplemente quienes se reclinaban y disfrutaban  de una dosis del viejo y querido metal británico (con “Emerald” de Thin Lizzy como mejor ejemplo en el cierre). Cualquiera fuese la opción, resultaba imposible no dejarse hipnotizar por el propio Martin, cuyo elocuente histrionismo capturó y coincilió en un solo espíritu su filosofía naturalista de la vida con la euforia y la pasión de todo fan de la música pesada que se precie de tal. Pasajes mas serenos (“Another Fine Mess” o “History Lessens” en su versión semi-acústica) nos amansaban y unían en una pseudo-hospitalidad como la que se deben entre sí quienes comparten transitoriamente un trago o dos en un pub imaginario. Si bien su entrega fue total, al hombre se lo veía evidentemente emocionado tanto por la recepción de los no más de 400 asistentes y sus amigos de Skiltron, así como por su estadía en Buenos Aires de dos semanas, que estaba llegando a su fin.

Skiltron  estuvo más que a la altura de las circustancias como banda acompañante, aportando desde potencia sonora y entusiasmo personal, hasta giros más detallistas pero igualmente efectivos, no teniéndoles nada que envidiar a los ex compañeros de banda de Martin. La intro con mandolina para “Thinking Allowed” y la  guitarra  electroacústica en “History Lessens” (ambas por Emilio Souto), el repiqueteo de doble bombo hacia los últimos segundos de “Penny Dreadful” (un arreglo de  batería simple que hizo toda la diferencia), los arreglos de flauta en general de Pablo Allen (en particular para reemplazar la  falta de un teclado)… todo sumó, y nada estuvo de más. Se respiraba un aire de sana confluencia de subestilos según la generación, todos condensados durante la velada en el carisma de Walkyier, mezcla de nostalgia por la etapa thrasher de Sabbat y la primera etapa de Skyclad (“Thinking Allowed”, “Civil War Dance”). A fin de cuentas y en el balance, quizás lo único más reconfortante que el recuerdo imborrable de esta visita es el esperanzador (y por demás confirmado) hecho de que Walkyier sigue en la música de la mano de The Clan Destined a la  vez que, a nivel local, las agrupaciones que participaron del festival se han decidido a tomar la posta y dar continuidad a su legado.

Crónica: Exequiel Núñez / John Parodi
   Fotos:
Roxana Palacio

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