“Iron Fist” de Motörhead: Artículo en profundidad sobre el último disco de un trío legendario
1 octubre, 2022 1:34 pm 1 ComentarioAprovechando que estos días se ha lanzado la edición especial del 40º aniversario del ‘Iron Fist’ de Motörhead, hemos llevado a cabo la correspondiente reseña del aniversario del disco, aunque este realmente tuvo lugar hace unos meses. Y es que tanto la ocasión como el material lo merecen, ya que pese a toda la controversia que rodeó todo lo relacionado con el disco (producción, recepción de la prensa, etc.), estamos ante un pedazo de disco, el quinto y último de estudio que grabó el trío calavera, esto es, Lemmy Kilmister al bajo, “Fast” Eddie Clarke en la guitarra, y Phil “Philthy Animal” Taylor a la batería.
Como os decía, el ambiente que rodeó a la gestación y nacimiento del disco no fue el mejor. La grabación había empezado con Vic Maile, que había producido el exitoso ‘Ace of Spades’ en los estudios de grabación Jackson en Rickmansworth en 1981.
Sin embargo, la cosa se torció. En plena cresta de la ola de la fama, tras el anterior álbum en estudio, y con el número 1 alcanzado en las listas británicas por el directo ‘No Sleep ‘till Hammersmith’, la banda ya no grababa discos en una semana, sino que se tomaban su tiempo, e incluso a veces sus descansos. Como el que se tomaron en mitad de la grabación entre noviembre y diciembre para dar unos cuantos conciertos con Tank, una banda emergente a la que Clarke acabó produciendo su álbum. Poco después de esto, Vic Maile abandona el proyecto y las explicaciones al respecto son contradictorias.
No es el objetivo de este artículo entrar en ese debate, entre otras cosas porque acabaría siendo demasiado extenso, pero lo que sí que es indudable es que aquello tuvo en mayor o menor medida su impacto sobre la producción del trabajo, que acabó asumiendo “Fast” Eddie Clarke. Sin embargo, aun en el supuesto de que la producción no fuese la mejor, eso no quita para que estemos ante un gran disco.
De modo que nos limitaremos a reproducir las palabras de los protagonistas que podéis encontrar en el documental ‘The Guts and the Glöry’. Según Eddie: “Y Phil tenía una batería nueva. Así que estábamos en el estudio, había configurado su kit de batería, y Phil odia el nuevo sonido de batería que Vic Maille le dio con este nuevo kit. Así que Phil, porque está un poco raro en este momento, no volverá a trabajar con Vic Maile. Así que no tenemos ningún maldito productor. Hablamos con Chris Tsangarides, quería 10 mil libras por adelantado. Este otro tipo, John Anthony, quería 20 mil dólares. Ahí es donde Dougs Smith se pegó un tiro en el pie. Solo nos paga 200 libras a la semana. Cuando un idiota dice que quiere 10 mil dólares para trabajar en nuestro álbum, eso es un rescate de reyes…. Esto siguió y siguió y no pudimos estar de acuerdo con nadie. Un día Phil me dijo, escucha Eddie, ¿por qué no lo haces tú?”. Hasta donde yo llego, Phil no lo desmintió.
Sin embargo, Lemmy no quedó muy satisfecho con el resultado: “Estaba cabreado porque dejamos que Eddie lo produjera. Aunque yo no estaba en ese momento. Juego limpio. Pero se hizo evidente después de su lanzamiento. Cuando volví a estar sobrio me di cuenta de que lo habíamos tirado a la basura, en su mayor parte. Había al menos tres canciones allí, que ni siquiera estaban terminadas. Las terminamos en el estudio y únicamente las improvisamos. Simplemente era un álbum por debajo del estándar”. Mi opinión particular es que la producción de Clarke dio prioridad a las guitarras frente al bajo, y ese es el verdadero problema.
La portada del disco, obra del fotógrafo Allan Ballard y del diseñador Martin Poole, nos muestra el legendario puño de hierro con calaveras en los nudillos, sobre un fondo negro y enmarcado entre el logo de la banda y el título del disco en letras góticas de color rojo. El puño de hierro fue adquirido recientemente por un coleccionista privado, que se lo compró a las hermanas de “Philty Animal”, que había sido el dueño.
Puestos en materia, la cara A abría con “Iron Fist”, un clásico. Empieza a todo trapo con un riff rápido y marcadísimo de bajo. Lemmy canta sin problemas el ritmo que le marca Phil, y Eddie puntea el riff después del cada estribillo, aunque después del segundo lo alarga para hacer el solo, en su línea, vertiginoso.
“Heart of Stone” mantiene la punta de velocidad y la estructura: Philty aprieta y Lemmy aprieta más. Mediado el tema otro solo rapidísimo, no es casualidad lo de que su apodo sea “Fast”. Otra pasada por riff y estribillo, y Eddie se casca otro solo, sobre ese pedazo de muro de sonido que le levantan los colegas para que haga lo que quiera, para cerrar el tema.
Bajamos un puntito la dureza y la velocidad con “I'm the Doctor”, un tema vacilón con una letra bastante irónica en la que los médicos no salen muy bien parados, que digamos. La batería de Phil destaca incluso por encima del bajo de Lemmy y marca el tempo durante toda la canción, hasta el punto de ser fundamental durante el solo de guitarra y en los fraseos con los que acaba el tema.
Mantenemos la velocidad pero volvemos a subir un punto la dureza para irnos al infierno con “Go to Hell”. Potente riff de guitarra excelsamente secundado por el bajo. Mediado el tema, detrás del segundo estribillo, breve solo de guitarra para enlazar con la última pasada por el riff y el estribillo para acabar el tema, esta vez con un aporreamiento de platillos de Phil nada desdeñable.
Seguimos con “Loser”, un puntito más lenta, seguimos bajando revoluciones. Tema guitarrero con una letra agresiva, un estribillo pegadizo y un solo de guitarra digno. Terminando el tema tenemos un momento de despendole en el que los tres instrumentos se olvidan del riff y tiran un poco de libre albedrío, buen final. “Sex & Outrage” cerraba la cara A. Un tema cortito en el que vuelve la velocidad. Predominio de la guitarra, que además nos obsequia con un buen solo y grandes fraseos, y que cuando parece que van a derivar en otro solo, termina la canción.
La cara B empieza con “America”, un tema distinto. Y digo distinto porque se sale de los estándares de velocidad y contundencia que se suele gastar la banda. Pero no os creáis que es una balada, para nada. Gobierna el tema un gran riff de guitarra de Eddie “Fast” Clarke, pero la letra le disputa la hegemonía durante una buena parte de la canción. Y no me refiero al significado de esta, en plan sueño americano, sino al peso que tiene la voz de Lemmy en contrapunto a la guitarra. El solo, en mi opinión, es de los mejores del disco, así como el muro de sonido que levantan Phil y Lemmy para que Eddie pueda hacer sus cositas.
Volvemos a la velocidad con “Shut It Down”, otro tema peleón. Pese a ser otro riff guitarrero, el bajo y la batería recuperan algo de protagonismo frente a esta. De hecho, las seis cuerdas se sacuden el marcaje en el solo y poco más. Por cierto, en opinión del que suscribe, de los mejores trabajos vocales de Lemmy en el disco.
“Speedfreak” tiene una curiosa entrada de bajo que culminan las baquetas de “Philty Animal”. Luego entra el riff, y poco después la voz de Lemmy. El tema transcurre vertiginoso y los estribillos se enlazan con el riff por medio de veloces punteos de Eddie, uno de los cuales se alarga para convertirse en el solo y otro acaba sirviendo para cerrar el tema con una bajada de volumen. Seguidamente, los timbales de Phil nos introducen a “(Don't Let 'Em) Grind Ya Down”, otro tema poderoso. No solo en la introducción, sino que durante todo el tema el trabajo de la batería es dinamita, puesto que no es nada fácil sobresalir con los dos compañeros de viaje que lleva y, sin embargo, lo logra contra un riff brutal de bajo y guitarra.
“(Don't Need) Religion” entra con el bajo de Lemmy. El tema baja un punto la velocidad pero sin ceder un ápice de fuerza, de eso se encarga Phil. Mientras, Lemmy nos va contando que no necesita creer, ni orar, ni exorcismos, ni Santa Claus, ni por supuesto religión. Por poner un pero, el solo de Eddie, un poco más flojo de lo que acostumbra. El disco terminaba con “Bang to Rights”, otro tema rápido. Lemmy y Eddie crean un riff pegajoso sobre el que Lemmy canta a las mil maravillas. Continuos fraseos de guitarra, batería con muchísima pegada y hasta dos solos de Clarke completan los ingredientes de este más que digno final.
En estos días ha tenido lugar el lanzamiento de la edición 40 aniversario, que es una de las razones de este artículo, y que nos trae una serie de extras que merece la pena comentar. En el CD1, a continuación de la remasterización del disco original viene “Remember Me, I’m Gone”, la que fuera cara B del sencillo “Iron Fist”. Un buen tema, rápido y cañero, si acaso algo cortito, que hubiera tenido perfecta cabida en el disco. Pero como ya sabemos, incluir un tema que no venía en el álbum era un recurso frecuente de las compañías discográficas para incentivar la venta de sencillos.
A continuación, tenemos una serie de demos y versiones alternativas. Estas últimas, con excepción de la de “(Don’t Let ‘Em) Grind You Down”, tienen también título alternativo: “Young & Crazy” (“Sex and Outrage”), “Lemmy Goes to the Pub” (“Heart of Stone”), y “Same Old Song” (“Remember Me, I’mGone”). A mí particularmente me molan “Lemmy Goes to the Pub” y la demo de “Iron Fist”. No obstante, el tesoro más grande que encierra el CD1, en mi modesta opinión, son las tres instrumentales con las que termina: “Sponge Cake”, “Ripsaw Teardown” y sobre todo “Peter Gunn”. Caña de la buena.
Por su parte, el CD2 contiene otra joyita, un concierto íntegro de la gira de promoción del disco, en concreto el que Motörhead dio el 18 de marzo de 1982 en el Apollo de Glasgow, y que en su día fue emitido por Radio Clyde. Habrá quien diga, y con razón, que el sonido podría ser algo mejor, pero lo cierto es que sin sonar como ‘No Sleep ‘till Hammersmith’, tiene otras virtudes.
Y es que estos conciertos de gira, en los que tenemos la oportunidad de oír el concierto completo, muestran de una manera más cruda y veraz la realidad del directo, ya que no han pasado por el estudio, no han sido retocados, etc., vamos, que son bastante más reales. Además, en ellos se aprecia mucho mejor la relación banda-público, ya que en los directos que pasan por el estudio los diálogos entre el grupo y los asistentes suelen ser eliminados en su mayor parte.
Por si fuera poco, en este concierto tenemos la oportunidad de escuchar hasta siete temas de ‘Iron Fist’ que, obviamente, no están en el directo oficial.
En lo que a la recepción se refiere, por parte de la prensa especializada no fue buena, al menos en su día, porque el paso de los años le ha acabado trayendo buenas críticas, como por ejemplo la de J.D. Considine para Rolling Stone en 2001: “El rock & roll como metralla sónica es una perspectiva bastante limitada, pero Motörhead compensa la implacabilidad de la música con letras sorprendentemente astutas y ráfagas estimulantes de guitarra maníaca”, además de darle una puntuación de 4 estrellas sobre 5.
Por su parte, Jason Birchmeier de All Music le da la misma puntuación y dice lo siguiente: “‘Iron Fist’ se distingue principalmente de sus predecesores en términos de producción, y no favorablemente. Clarke produjo él mismo este álbum, mientras que los veteranos de la industria Jimmy Miller y Vic Maile habían manejado respectivamente los últimos cuatro álbumes de Motörhead. La producción de Clarke es un poco estéril en comparación, con su guitarra al frente, sonando un poco más pulida de lo habitual. Estos son puntos menores, sin embargo. ‘Iron Fist’ es un buen álbum de Motörhead, y no hay mucho de qué quejarse aquí. Como de costumbre, la actuación es feroz y hay varias canciones destacadas en medio de una sólida selección en general”.
Respecto a las ventas, el disco consiguió la certificación de disco de plata en el Reino Unido por vender más de 60 mil copias. Mientras que en lo tocante a las listas, alcanzó un meritorio número 6 en las listas británicas, llegó a entrar en el Billboard 200, aunque en la posición 174, y tuvo muy buenos resultados en Noruega (4) y Finlandia (5), por citar dos. Del disco se extrajo un único sencillo a nivel mundial “Iron Fist”, aunque en Alemania se lanzó también “Go to Hell”.
En definitiva, un disco que, por lo que se ve, para bien o para mal no deja indiferente a nadie. Así que, como os digo habitualmente, escuchadlo, formaros vuestra propia opinión y vosotros veréis si todo el ruido que se montó en torno a él estaba justificado o era simplemente hablar por no callar. Que lo disfrutéis.
F. J. Villasante
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1 comentario
Gran resumen hacia uno de los mejores álbumes de los históricos MOTORHEAD en su 40 aniversario. Un placer disfrutar igualmente de ambos videos interpretando dos de sus temas más conocidos de este gran álbum.