Crónica de Obituary: Furia veraniega

Dejadeath

Obituary no son precisamente una banda difícil de ver en directo, siendo sus actuaciones en la península un constante a lo largo de los últimos años y, sin ir más lejos, habiendo sido su último concierto en el Resurrection Fest de este mismo verano. Fue precisamente en el marco de las giras que organizan los chicos de Viveiro que tuvimos la oportunidad de volver a disfrutar de una de esas propuestas que, aunque abundantes, nunca defraudan; imposible salir de una pieza de una de las propuestas más violentas del panorama internacional frente a tus ojos. Por si el plan no fuera lo suficientemente convincente, la velada seria condimentada con la actuación de dos platos fuertes de la escena nacional que caldearían el ambiente de una Ciudad Condal que se había levantado con más nubes de las permitidas a pleno Agosto.

Assot

El ambiente antes de entrar a la sala presagiaba ya una genial entrada que, a la postre, se llevaría a cabo ya desde las primeras notas de la tarde-noche junto a Dejadeath, interesantísima banda de Barcelona. Servidor tiene cierta predilección por el sonido de este grupo, un cuarteto formado por algunos de los mejores músicos de la escena y que justo a finales del pasado año lanzaron la que fue una de las mayores sorpresas de 2016, ‘Satan Is Losing Momentum’, un compendio musical que roza la perfección entre ritmos endiablados y una producción colosal. Una verdadera lástima que su actuación se viera lastrada por infinidad de problemas de sonido que hicieron difícil el disfrute total de piezas como la inicial “Insidious Overlord”, perteneciente a ‘¡¡¡Viva Dios!!!’ (2013) o las contundentes “LoveLoveLoveLove” o “Voluntary Servitude”. Iluminados en la mayor parte de su concurso de la luces traseras que ocultarían sus rostros de cara al público, disfrutaron de un fantástico recibimiento por parte del público más madrugador, y las geniales “You Might As Well Die” y la final “Every Pig Into The Fire”, ya con los problemas sónicos algo solucionados, pusieron el colofón a su concierto. Muchísimas ganas de verles de nuevo en mejores condiciones, con un mayor repertorio y con las proyecciones que suelen acompañarles pero que esta vez no pudieron desplegar.

Los siguientes en interpretar sus notas frente a la audiencia barcelonesa fueron Assot, banda de corte mucho más clásico cuyo recibimiento fue fantástico por parte de los allí congregados. Sus canciones, en catalán y que relatan los mitos y fantasías de la literatura del Montseny, mezclan el death más añejo con algunos toques de hardcore para que el resultado final, aunque más sencillo que el de sus predecesores, sea contundente y directo. Cortes como la inicial “Cap d’estopes”, “Foscor” o “Setge” gozaron de un sonido quizás algo excesivo por momentos pero que mejoró lo visto hasta el momento, y fue en la interactuación con el público donde se mostraron cercanos y agradecidos por la oportunidad de tocar ante una segunda sala de Razzmatazz prácticamente llena. Acabaron su concurso con “13 bruixes” y “Montlluí maleït” después de algo más de media hora de concierto; fue entonces cuando se empezó a destapar la bestia tras sus espaldas.

Obituary

Y es que el montaje de la batería de Obituary, hasta entonces tapado por una tela negra, se mostró imponente cuando los pipas de la formación la mostraron al impaciente público. La formación salió pausadamente a escena y John Tardy, ataviado con su ya clásica manga larga, esperó a que la música inundara la sala para irrumpir en el centro del escenario y arrancar los aplausos del respetable. Qué esperar de temas como “Chopped In Half” o “Internal Bleeding”, pura historia del death metal que enloquecieron a los fanáticos de los sonidos más duros. Nunca han sido de dar demasiados discursos entre canción y canción: sus composiciones atacan una y otra vez al público sin compasión, haciendo que su concierto sea un no parar de mosh pits que desatan una brutal batalla campal en el centro de la sala. Se atrevieron con temas de su nuevo lanzamiento homónimo con canciones certeras como son “A Lesson In Vengance” o “Ten Thousand Ways To Die”, pero a la hora de la verdad basaron su repertorio en esos geniales ‘Slowly We Rot’ y ‘Cause Of Death’ que tanto miman en directo. “Turned Inside Out”, “’Til Death”, “Dying” o “Find The Arise” siguieron mostrando a una formación que resiste al paso del tiempo y que, pese a que el sonido también se vio algo embarrullado en algún punto del show, hace honor a su legado con una interpretación musical a la altura de las circunstancias.

Después de retirarse momentáneamente del escenario, y como no podía ser de otra forma, acabaron con una “Slowly We Rot” que arrancó unos aplausos finales que sacaron a Donald Tardy de su kit para que saludara al público mientras se aguantaba como podía a la estructura superior del escenario. Tras poco más de hora y diez de concierto se retiraban a sus aposentos dejando la misma sensación que la de otras ocasiones: lo reventaron todo, sí, pero quizás durante poco tiempo. Al final, un cabeza de cartel de estas características debe hacer valer su peso en sus actuaciones en sala para ofrecer contenido algo distinto a lo que podemos disfrutar en festivales. Todo sea dicho, la que montaron fue bestial.

Texto y fotos: Víctor Vallespir

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