Crónica de The Beach Boys: Buenas vibraciones

26 junio, 2017 6:26 pm Publicado por  Deja tus comentarios

Teatro Nuevo Alcalá, Madrid.

El número de leyendas musicales de antes de los 70 que un servidor había visto en directo se contaban con solo dos dedos de la mano: Jerry Lee Lewis y Eric Clapton. Otros que he podido disfrutar en vivo, como Robert Plant, John McLaughlin, Chicago y Elton John, empezaron a forjar su leyenda a finales de los 60.

Gracias a The Beach Boys, mi déficit a nivel de directos de dichas leyendas es un poco más pequeño, ya que pude disfrutar con la actuación de estos californianos legendarios. La lástima era que el último sobreviviente de los hermanos Wilson, el genio de Brian, ya no está en la banda (la última vez fue en la gira de reunión de 2012).

La formación actual consiste de Mike Love, Bruce Johnston (los dos únicos que siguen desde los años ’60), Scott Totten (guitarrista y director musical de la banda desde el año 2000), Jeffrey Foskett (guitarrista y hombre de confianza de Brian desde 1980), Brian Eichenberger (bajo y ex miembro de los legendarios The Four Freshmen), Tim Bonhomme (teclista y tour manager de la banda desde 1996), John Cowsill (baterista desde 2008, aunque de 2004 a 2008 tocó los teclados; es el que toca la batería en aquel hit ochentero de Tommy Tutone “867-5309”) y Randy Leago (saxófono y flauta) . Como veis, ni Al Jardine ni David Marks nos agraciaron con su presencia, aunque ambos han estado colaborando con Brian Wilson hasta hace poco. Como muchos han considerado a Mike Love como un factor determinante a la hora de impedir la evolución musical de Brian Wilson más allá del surf rock, tal como quedó patente en el legendario ‘Pet Sounds’ (1966) y el inacabado pero igualmente legendario ‘Smile’ (1967) por razones puramente comerciales, puede que haya dos facciones enfrentadas: la de Love y la de Wilson. Sin embargo, esto es una especulación pura y dura de un servidor, que se ha visto perdido en un maremágnum de dimes y diretes entre Love y el management de Wilson. Wilson, además, ya tiene bastante con luchar contra sus propios demonios mentales como para ocuparse de temas de negocios.

La banda sigue dando conciertos a lo largo y ancho del mundo (unos 150 anuales). En esta ocasión se conmemoraba el 50º aniversario de su disco ‘Wild Honey’, aunque anoche solo sonaron dos de sus temas: “Darlin’” y el homónimo. El concierto empezó con imágenes de la banda en sus días de gloria, las cuales adornarían cada una de las canciones. Poco a poco los músicos entraron al escenario para arrancar con “Surfin’  Safari”, “Catch a Wave”, “Little Honda”, “Do It Again” y “Surfin’ USA”. Automáticamente, uno se transportaba atrás al tiempo a las playas californianas de principios de los ’60, cuando la generación baby boom disfrutaba del sol, el mar, el surf, los coches descapotables y las motos de manera despreocupada gracias al bienestar sin precedentes que disfrutaban los EE.UU. por entonces. Era la época de la inocencia y del sueño americano y ninguna banda lo reflejó esto como los Beach Boys. Obviamente, la pantalla no paraba de mostrar imágenes de chicas guapas haciendo surfing y gente joven pasándolo bien en la playa, instantáneas que aunque nacieron en una esquina de California conquistaron a todo el mundo, algo que te hace reflexionar acerca del poder del imperialismo cultural y de su capacidad de llegar a gente que vive al otro lado del mundo. Pero en el fondo… ¿no queremos todos pasarlo así de bien, seamos de donde seamos? Los yanquis conquistaron el dominio cultural a nivel mundial porque sabían cómo apelar a los sentimientos más básicos de la gente, sean de California o del desierto de Gobi.

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Para “Surfer Girl”, Love nos pidió que eleváramos los móviles al aire cual mecheros mientras que una chica salió de un lado del escenario para bailar con él. El tema “Getcha Back” suena mejor en directo que en su versión sintetizada de 1985, pero no deja de ser un corte menor en su discografía. El ambiente despreocupado sesentero volvió con “Good to My Baby”, “Darlin’”, “Kiss Me Baby”, “So Good to Me” y “Dance, Dance, Dance”, cortes que hicieron que nos levantáramos de nuestros asientos para mover el esqueleto. “I Can Hear Music”, cuya versión original la habían cantado las Ronettes en 1966, fue seguida por “When I Grow Up (To Be a Man)”. La segunda versión de la noche fue “Why Do Fools Fall in Love”, originalmente cantada por Franky Lymon & The Teenagers en 1956 y que los Beach Boys grabaron como cara B de su clásico “Fun, Fun, Fun” en 1964.

Para presentar el tema “Ballad of Ol’Betsy”, un tema de amor para un coche, Love nos dijo que nunca se olvidaría de su primer vehículo, un Chevy de 1949: “¿Cómo no se puede enamorar uno con -dicho en castellano, ‘un cuerpo’- así?”, mientras aparecía en la pantalla dicho coche… Después, Love expresó su cambio de lealtad hacia las Corvettes más modernas. La tierna “Don’t Worry Baby” sonó antes que la oda hacia los hot rods (coches clásicos modificados para altas velocidades) “Little Deuce Coupe”, una canción que inevitablemente me trajo en memoria imágenes de la clásica película de George Lucas, “American Graffiti” (1973). La misma temática prosiguió con “409” y “Shut Down” y la primera parte (“la banda empezó en 1961 así que ahora nos gusta tomarnos un descanso”, dijo Love en medio inglés y medio castellano) terminó con nada más ni nada menos que “I Get Around”.

La segunda parte del concierto abrió con el clásico de The Mamas and the Papas “California Dreamin’” de 1965 que los Beach Boys habían versionado en 1986 para un recopilatorio. Acompañando la música, un videoclip inusualmente sombrío para ellos. Lo siguió su clásico “California Girls” y las imágenes de chicas hermosas en la playa inundaron la pantalla.  Después, sonó “Then I Kissed Her”, el clásico de la banda de chicas The Crystals “Then He Kissed Me” (1963) pero con los géneros invertidos, igual que hicieron Kiss con esta canción en su disco ‘Lovegun’ (1977). Imágenes del video promocional para el tema “Sloop John B” (aquel en el que se meten en una piscina con la ropa jugando con un bote hinchable) se proyectaron mientras sonaba el tema e imágenes de la portada de su disco seminal, ‘Pet Sounds’, se proyectaban mientras tocaban “Wouldn’t It Be Nice”. Love nos habló de la influencia que tuvieron bandas de doo wop y barbershop como The Four Freshmen a la música de los Beach Boys (sobre todo en sus melodías vocales) así que les hicieron un homenaje a capella con el tema “Their Hearts Were Full of Spring”.

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La época de la inocencia en los EE.UU. tuvo su primer golpe decisivo aquel fatídico 22 de noviembre de 1963 con el asesinato del JFK. Love nos contó que aquella misma noche, Brian y él escribieron la triste balada “The Warmth of the Sun” a raíz de aquel evento. Otra balada, acaso una de las más tiernas en la historia del pop, es “God Only Knows”; sirvió como homenaje al hermano menor de Brian, Carl, quien cantó la versión original en ‘Pet Sounds’; la banda tocó sobre su voz.

Los homenajes emotivos siguieron esta vez con uno a George Harrison. Love nos habló de aquel famoso viaje de los Beatles a la India en 1968 para aprender a meditar junto al Maharishi Mahesh Yogi. Tanto Love como Harrison nacieron bajo el signo del Piscis, así que celebraron sus respectivos cumpleaños durante su estancia allí; de allí proviene el “Pisces Brothers” que Love compuso para homenajear a su amigo; tema que tocaron mientras se proyectaban imágenes de Harrison en la pantalla. Aquel viaje tuvo un profundo efecto a Love, quien empezó a interesarse más por asuntos no solamente espirituales, sino ambientales también, tal como queda reflejado en el tema “Summer in Paradise”, inspirado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo que tuvo lugar en Brasil en 1992, tema que fue acompañado en la pantalla con imágenes del planeta Tierra a lo National Geographic. Fue entonces cuando Love nos explicó la razón de la presencia de una especie de pañuelo atado en su stand de micrófono. La prenda está fabricada por un colectivo indio y la ONG Water Health los distribuye por el mundo para recaudar fondos para construir obras relacionadas con el agua potable en el Tercer Mundo. Cómo no, lo podíamos adquirir en el stand del merchandising.

El concierto continuó con el clásico folk “Cottonfields”, escrito por Lead Belly en 1940 y versionado por los Beach Boys en 1968, aunque también la han transformado los Creedence Clearwater Revival, Elvis Presley e incluso Tesla. La gente volvió a levantarse a bailar con “Do You Wanna Dance?” y, cómo no, con el homenaje que hicieron a Chuck Berry con su “Rock’n’Roll Music”. Le siguieron “Help Me Ronda” y acaso el momento más flojo del concierto: “Kokomo”. Ya sabéis, el tema que sonaba en la película “Cocktail” (1988) protagonizada por Tom Cruise, un gran éxito comercial pero que personalmente no aguanto. Menos mal que enseguida sonó enseguida “Good Vibrations”, “un tema famoso en el mundo entero” tal como lo presentó Love. Para el bis, reservaron “Wild Honey”, su versión del clásico de The Regents “Barbara Ann”, durante la cual subieron al escenario muchos niños para bailar entre los músicos; las nuevas generaciones aprendiendo algo del glorioso pasado del rock’n’roll, así da gusto. El tema final de la velada fue, cómo no, “Fun, Fun, Fun” y con él la banda se despidió del escenario.

Fue una velada llena de nostalgia ya que, aunque te puedan no gustar, su música ha estado acompañándonos de diferentes maneras; en mi caso, ha sido en el cine desde mi adolescencia: “Teen Wolf” (1985), “El vuelo del Navegante” (1986), “Good Morning, Vietnam” (1987), “Arma Letal 2” (1989), “Forrest Gump” (1994) y tantas otras que han usado sus temas como banda sonora.

Las imágenes y la música nos mostraban una época que ya no volverá a ocurrir pero que, a día de hoy, sigue produciendo una gran fascinación. Además, los meritos artísticos y la influencia de la banda son indiscutibles: desde los Beatles hasta David Bowie y desde toda la escena psicodélica y alternativa  hasta los Ramones y Patti Smith.

Los miembros originales que quedan, Love y Johnston, ya tienen más de 70 años, y Brian Wilson prefiere girar en solitario, así que puede que haya sido la última oportunidad de escuchar estos temas en directo.

Aunque hubo gente que se quejó del bajo volumen, a mi parecer, fue una velada redonda.

Texto: Yorgos Goumas
Fotos: Sami Auvinen

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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