Crónica de Rulo y La Contrabanda en WiZink Center: Un chico que soñaba con cantar

24 marzo, 2017 11:38 am Publicado por  Deja tus comentarios

Semana grande, algo muy del norte, la que se iban a marcar Rulo y su comitiva al presentarse en la capital 3 noches en 3 formatos diferentes, y que pondrían su última pincelada en el espacio The Box del WiZink Center. Creo que había alguna que otra entrada en taquilla, mas la respuesta de los madrileños fue masiva.

Son las 21:30h cuando caen las luces de ambiente, se enciende el nuevo corazón que han diseñado para esta parte de la gira, que a base de neones preside la parte trasera del escenario; latido tras latido va acelerando la cadencia hasta que la clásica introducción que lleva acompañando al cántabro (ya sabes, eso de “desde Reinosa…”) saca a la banda de camerinos para que nos tomen el pulso con “Tu alambre”.

“Me gusta” va engarzada para ir calentando a la concurrencia, que se muestra encantada de estar allí, pero mansa. Es con el saludo de Rulo que el gentío levanta el vuelo, mientras se cuelga la acústica para hacer aquélla pretérita exquisitez que llamaron “Mi cenicienta”.

Rulo-WiZink-Direto-MadridContento de estar en ese lugar y en ese momento, el voceras da las gracias visiblemente agradecido y presenta una “A solas” que coge mucho cuerpo en su recorrido final, tónica que seguirá “Como Venecia sin agua”, donde aprovechan el último interludio para meter amperaje a la tarea.

Mi favorita “Objetos perdidos” y “Me quedo contigo” mecen la velada hasta el interludio que supone la subida al tablado de Miguel, un fan que se ha llevado el gato al agua en un concurso, y que le vale para marcarse con una acústica “Divididos” junto a toda La Contrabanda; incluso se atreve con la armónica.

Tiempo ahora para enlazar tres temas a medio gas: “Por ti”, que rara vez interpretan en vivo, “M” y “Heridas del Rock and Roll”, que sigue resultando una carta ganadora.

Y si este interludio había gastado compás vibrante pero sosegado, el bloque que arman ahora coge forma y tensión con “Mi vida contigo era un blues”, para la que se pone Fito a las voces; “Tranqui por mi camino”, que ya me pareció en La Riviera y aquí me volvió a pasar, y es que me da que tiene mucha variación con respecto a la que se grabó en ‘Señales de humo’; y “La cabecita loca”.

Rulo-Fito-WiZink-Center-Madrid-directoPara rematar el momentazo, “La flor II”, con matices de la primera parte, y un invitado de excepción como es Carlos Raya, que deja su impronta con un solo brutal; Rulo aprovecha para regalar rosas entre las féminas y dejar lista la travesía final, que arranca pidiendo palmas rítmicas asegurando que es fácil, que él lo hace y es del norte “y tiene menos alegría que…”, para acompañar a “Como a veces lo hice yo”.

El broche de diamantes a la velada lo pone una última piedra que el de Reinosa presenta tal que así: “Me da igual quien la cante, pero el que la compuso hace 20 años y la sangró fui yo”. Y sí, “Por verte sonreír” estremece hasta las entrañas del Palacio de los Deportes.

Tiempo ya para un único bis; largo y sentido, eso sí. Y es que empezarlo con “Noviembre” sentado en un piano sin más acompañamiento que el propio instrumento y tu voz, repetir la jugada pero ahora con la acústica en “La Reina del barrio” que dedica a su abuela, y dejar a Madrid al borde de las lágrimas es todo uno.

La infalible, infaltable e hímnica para toda una generación “Pa’quí pa’llá” desata los últimos fervores de un público que ve como esto se acaba, y que se aferra a los cantos de sirena de “No sé” y “32 escaleras”, dejando a la concurrencia tan satisfecha que para alargar la cosa canturrean casi 10 minutos más al son de los mariachis que salen a interpretar “El vals del adiós” y que, animados por todos los allí presentes, se dan un baño de masas soltando también “El Rey”. Anecdótico.

Sigo echando de menos que el repertorio gaste canciones de corte más duro, que las tiene, como “Fauna rara” o “El prota”; incluso que tire de otros tiempos, porque ya apenas recurre al cancionero que compuso con La Fuga, y ahí hay joyas de todo calibre, pero… Rulo cumple sus sueños y los de los que están abajo cada vez que se sube a un puto escenario. Y eso son palabras mayores.

Texto: Javier Pérez
Fotos: Sandro Santos

Redacción
Etiquetas: , , ,

Categorizado en: ,

Esta entrada fue escrita por Redacción

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *