Virgin Steele

Visions of Eden

SPV/Steamhammer (2017)

Por: David Esteban

7.5

Huelga decir que, en ocasiones, la música es enormemente injusta con determinados artistas. Por expresión manida hasta la saciedad – convertida ya en cargante cliché – que sea, no deja de ser triste realidad… Un desafortunado grupo de bandas excepcionales e injustamente infravaloradas sobrevuelan permanentemente nuestros pensamientos; nombres excepcionales como Savatage, Running Wild, Riot, Overkill, Annihilator o Ñu (por citar unos pocos) pertenecen al “selecto club” de formaciones injustamente tratadas por prensa y público.

Lamentablemente este es también el caso de Virgin Steele, banda clásica donde las haya y cuyo reconocimiento por historia, nivel de composiciones y calidad musical nunca llega. En los últimos años, la reedición de varios de sus discos más emblemáticos lanzados por SPV no hacen más que recordarnos la buena música que realizaban (¡y realizan!) y lo desesperadamente injusto que es, en ocasiones, el destino.

Once años después de su edición original, se publica la versión remasterizada de “Vision of Eden (The Lilith Project – A Barbaric Romantic Movie of the Mind)”, largo título para un álbum de igualmente extenso metraje cuyos casi ochenta minutos de duración relatan, a base de opulento, denso y épico heavy metal, la historia del paganismo y el gnosticismo precristiano, tomando como protagonista la ancestral y revolucionaria figura de Lilith, demonio de origen mesopotámico adoptado por el folklore judío e histórico símbolo de rebelión (para algunos). “Visions Of Eden” es, en efecto, un disco largo, sólido y compacto que hará las delicias de los seguidores de los Virgin Steele más enrevesados y complejos. Magnos y extensos pasajes musicales repletos de detalles y recovecos sonoros pondrán a prueba la capacidad del oyente más avezado. Todo un compendio de excelsas piezas musicales que se deslizan por los terrenos del metal más tradicional, sinfónico y progresivo.

No obstante, la obra peca en exceso del elemento ornamental, terminando por ahogar la pureza y la fuerza de la banda. Las magníficas guitarras de Edward Pursino y la habitual y contundente base rítmica, tan característica de los norteamericanos, quedan en un doloroso segundo plano a lo largo de todo el plástico, dando como resultado un buen disco, digno de ser recordado pero que no está entre sus mejores obras por, como digo, diluir en demasía la esencia puramente heavy metal de una banda sencillamente fuera de serie.

Redacción
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