Crónica de Me First And The Gimme Gimmes + Masked Intruder: Puro algodón de azúcar

13 febrero, 2017 8:11 pm Publicado por  1 Comentario

Sala Santana 27, Bilbao

Ya decía el bueno de Paul McCartney que no hay nada de malo en querer llenar el mundo de canciones de amor. Incluso los nihilistas a veces tienen que descansar, mandar a Cioran a cascarla, salir de la cueva de la desesperación y abrazar melodías dulces como el melocotón de esas que te hacen congratularte con el prójimo y creer en una suerte de bondad universal. Y si encima te pilla en un momento de bajón en el que no puedes evitar pensar en una persona concreta, entonces aquello es casi como un paraíso en la tierra.

Idéntico espíritu adolescente comparten tanto el supergrupo de versiones punk Me First And The Gimme Gimmes, compuesto por reputada peña de Foo Fighters, NOFX o Lagwagon, como los románticos enmascarados y empedernidos de Masked Intruder, que aseguran haberse conocido en una cárcel. Una notable coalición unida con una única misión: despojar a las piezas melosas de su exceso de almíbar y otorgarles un tratamiento de choque a tope de revoluciones. ¿Quién dijo que las canciones moñas deben aburrir hasta a las piedras?

Con el espectacular precedente de una anterior gira peninsular en la que agotaron entradas para todas las fechas, la expectación en esta ocasión tampoco fue para tanto, por lo menos en su cita norteña, aunque es cierto que por allí se escuchó a bastantes hablar en gallego e incluso conocimos a un tipo majísimo que se había acercado desde Asturias para ver el bolo. Muchos treintañeros de estética noventera poblaron el recinto, por lo que nos sentimos muy a gusto entre compis generacionales. Por fin un concierto sin subespecies, ya era hora.

El optimismo desbordante nos contagió de inmediato con Masked Intruder y su “The Most Beautiful Girl”, con una letra empalagosa que a toda pastilla entra de maravilla. Aquí no había trampa ni cartón, todos sus temas hablaban de titis, de esa ardua tarea de acercarse a ellas sin perder la dignidad, como en “How Do I Get To You”, o de cuando no te hacen ni puto caso y te tirarías por un puente en “Unrequited Love”. Y no se olvidan tampoco en “Crime Spree” de esas chicas que valen para fumar porros, para irse de fiesta hasta las tantas y hasta para ir al cine. Sí, existen.

Parece ser que se perdió un enmascarado por el camino y a una de las guitarras teníamos a una agradable fémina que cantó en “Heart Shaped Guitar”. Y el madero que aparece en sus vídeos también andaba por allí, primero poniendo cara de pocos amigos en el escenario y luego recorriéndose el recinto de punta a punta cantando con el personal a pleno pulmón y hasta llevando a burros a algún afortunado. Este tipo de polis sí que molan.

A nuestro entender, por su actitud a machamartillo, estos cachondos de Wisconsin se comieron con patatas a los cabezas de cartel. Sus cortes más recientes como “If Only” o “Beyond A Shadow Of A Doubt” mejoraban respecto al estudio y sonaron apabullantes en su impepinable trallazo “Stick ‘Em Up”. Raca-raca del bueno. Moñas con agallas. Que vuelvan ya con su propia gira.

Quizás Me First And The Gimme Gimmes estén algo sobrevalorados por la respectiva trayectoria de sus integrantes, al fin y al cabo, no dejan de ser una pachanguilla de lujo. Sus versiones son impecables, eso sí, y hay que tener un talento descomunal para atreverse a adaptar en clave punk repertorio de los 60, 70, 80, bandas sonoras y hasta divas como Madonna o Lady Gaga en su álbum más reciente. Una versatilidad que no está desde luego al alcance de la mayoría revisionista.

Me-First-And-The-Gimme-GimmesFue para estremecerse el comienzo con el evocador “Summertime” de George Gershwin, en el que Spike Slawson demostró que es un cantante como la copa de un pino, ya que cualquiera no interpreta con solvencia semejante clásico. Los pogos se descontrolaron con el histriónico oldie de los 60 “Who Put The Bomp (In The Bomp, Bomp, Bomp)” y no aminoraron el ritmo con el “(Ghost) Riders In The Sky” que popularizara Johnny Cash.

Aquello ya era un fiestón absoluto con peña en volandas en el “Country Roads” del risueño John Denver y en esa onda clavaron otra pica con el “Jolene” de Dolly Parton con su batería tan desbocado como una locomotora, uno de los grandes atractivos del grupo en directo. Lo cierto es que en ocasiones hacen versiones de yanquis redomados, como las dos antes mencionadas, y hay que estar muy metido en la cultura estadounidense para pillar su rollo. Es lo que pasa por ejemplo con su disco ‘Love Their Country’, en el que apuestan por las esencias de su terruño.

Tal vez sea también otra costumbre norteamericana eso de rajar en los bolos como si no hubiera un mañana, un hecho que restó potencia a su descarga y que desesperó un poco, sobre todo cuando cogían carrerilla con temas cañeros. Y sobró por completo el empeño del vocalista de tratarnos como si fuéramos mexicanos con expresiones tipo  “Pendejos” o “Chingas de puta madre”, un súmmum de despropósitos que tuvo como colofón la ranchera “Miénteme” de Los Tres Diamantes , que daba penita con Spike cantando cosas como “Déjame quererte…”. A la próxima, mírate un mapa, colega.

Dejando de lado este inconveniente, los ánimos se volvieron a encender con “I Believe I Can Fly” de R. Kelly, la épica sintonía de ‘El Mago de Oz’ de “Over The Rainbow” a toda mecha, un enorme “Rocket Man” de Elton John casi para apuntarse a una ONG o un “Nobody Does It Better” en plan crooner que rompió los esquemas a la mayoría.

Algunos contagiados por el espíritu yanqui no dudaron en reclamar bises al grito de “one more song” y su regreso cumplió las expectativas de sobra con el inapelable “All My Loving” de The Beatles o el “I Will Survive” de Gloria Gaynor, imprescindible en cualquier pachanga que se precie. Nos conquistó el “Sweet Caroline” del maestro Neil Diamond tocada con zapatilla como lo harían los Ramones y con los “oh oh oh” del estribillo elevados hasta la estratosfera. Luego uno la escucha en casa y dan ganas hasta de invitar a los vecinos a cantarla.

Cerraron la fábrica de chocolate con el “End Of The Road” de Boyz II Men, ampulosa a más no poder y capaz de pegarse en el paladar como un dulce de leche. Un colofón inigualable para una noche de piruletas, buenas intenciones y sentimientos desbordantes. Puro algodón de azúcar.

Texto y foto: Alfredo Villaescusa

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Esta entrada fue escrita por Redacción

1 comentario

  • Black Intruder dice:

    Muy buen artículo...100% deacuerdo...
    Los Masked Intruder sonaron muy frescos y muy potentes, totalmente entregados tanto dentro como fuera del escenario (sobretodo Blue y Jackson).A Me First les pondría algun "pero"...no obstante no cabe duda q son grandes y q aportaron lo suficiente para hacer de aquello una fiesta de viejas glorias...
    En resumen, buena musica y mejor gente en Bilbo...Nos vemos en el próximo, espero que con el intruder verde.
    Un saludo desde Asturias

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