Crónica de Whisky Caravan + La Desbandada: Talento sin límites

28 noviembre, 2016 7:10 pm Publicado por Redacción – Deja tus comentarios

Sala Copérnico, Madrid.

Whisky Caravan y La Desbandada hicieron escala en Madrid dentro de la gira conjunta de presentación de sus respectivos nuevos discos, que está llevando a ambas bandas por todo el territorio nacional.

Al tratarse de una gira conjunta, no se puede decir que uno u otro grupo ejerciese de telonero. De hecho, se alternan el orden de salida al escenario dependiendo del concierto, desplegando ambos su repertorio completo cual cabeza de cartel. Cerrando paréntesis, fueron los visitantes los encargados de abrir el telón. Recién llegados desde El Vendrell (Tarragona), La Desbandada presentó su nuevo plástico, ‘Hoy venimos a morir’, ante una Sala Copérnico ya con muy buen ambiente, aunque el lleno llegaría después con los madrileños de Whisky Caravan. Subrayaron las ganas que tenían de volver a la capital, 607 días después de su última actuación. Se trata, sin lugar a dudas, de uno de esos grupos que sabes que no van a defraudar en directo, con todos sus componentes (menos el batería) moviéndose continuamente por el escenario e intercambiando guitarra y bajo sus posiciones durante algunos instantes. Y, sobre todo, con su voz principal y líder, Balta, radiando felicidad por los cuatro costados, algo que estoy seguro consiguió transmitir al público. Al igual que sus compañeros de gira, su repertorio se compone hasta el momento de dos álbumes de estudio, el propio ‘Hoy venimos a morir’ y ‘Esta noche nos haremos viejos’, por lo que se dedicaron a interpretar los temas más representativos de cada uno de ellos.

La Desbandada

Arrancaron con dos de sus canciones más reconocidas, “Cuerdas y alambre” y “Lo siento”, aunque las más potentes en cuanto a acogida se los dejaron para el final. Entre tanto, se escucharon “Humo entre las manos”, “El alma del revés”, “Esta noche” o “La hoguera”, que me recuerda ligeramente por su entonación al “Ay Dolores” de Reincidentes. Justo después de esta última, Balta explicó al público que una línea en su setlist indicaba que debían abandonar al escenario y volver ante el griterío de la gente, pero que estaban muy a gusto haciendo R&R y no veían la necesidad de irse. Finalizaron su actuación con “Hace tiempo”, cuya primera estrofa antes de romper fue muy coreada por el público; “Buscando mi destino”, “Hoy venimos a morir”, quizás el tema que más les identifica con Marea (un San Benito que, por suerte o por desgracia, parece difícil de hacerles quitar); y la versión de la mítica “Hay poco rock and roll” de Platero, ya con toda la sala entregada y cuya letra fue lógicamente casi más interpretada por el público que por los propios miembros de la banda. Durante su despedida, “Always Look On The Bright Side Of Life”, al más puro estilo Porretas e indudablemente silbada (entiéndase bien) por el público.

Media hora más tarde, con algún que otro problemilla técnico de por medio, saltaban al escenario los locales Whisky Caravan, una de las bandas por las que más está apostando Rock Estatal Records (llegaron incluso a hacer una pequeña gira por México), algo que se podía apreciar en pequeños detalles, como la colocación de unas bandas en los laterales del escenario en las que se anunciaba ‘Lo que nunca encontraré’, el nuevo trabajo del grupo, o la extensa gama de productos en su puesto de merchandising.

Whisky Caravan

Una apuesta que sin lugar a dudas está dando sus frutos visto el ambiente de la sala durante su actuación, llena hasta la bandera y con muchos fieles que se sabían al dedillo todas y cada una de las letras de las canciones. Tras una pequeña introducción de su, a la postre, aclamado batería Marcos Martínez, saltaron al escenario las dos guitarras y bajo primero, y Danny Caravan, voz y líder del grupo, con su electroacústica, después. Duró con ella las dos primeras canciones, “Donde ella duerme” y “Agujas”, dedicándose en el resto de la actuación exclusivamente a la voz y a ejercer de showman. El estilo de Whisky Caravan sobre el escenario lo considero como una antítesis del de La Desbandada, mucho más serios y estáticos en sus posiciones que estos últimos (salvo Danny). Y si de La Desbandada comentaba que tenían el San Benito de “Marea 2.0” colgado de manera casi irreversible, algo parecido ocurre con el sonido de Whisky Caravan y el de Héroes del silencio, sobre todo por el parecido entre la voz de Enrique Bunbury y la de Danny, a quién, por cierto, no le hacen demasiada gracia estas comparaciones. Esto se apreciaba mucho más en su primer trabajo, ‘Donde ella duerme’, algo que han tratado de cambiar para el segundo. Se fueron así sucediendo, con Danny haciéndose un lío cada vez mayor con el cable del micro que llevaba de un lado a otro del escenario, “No estás muerta”, “Más de ocho vidas”, “Días de niebla” o “Fuego y gasolina”, que arrancó con el propio cantante tumbado en el suelo como si sintiese la música entrar por sus venas.

Después de “Aquí y ahora”, single de ‘Lo que nunca encontraré’, “Vidas de un solo tren” y “Donde enterrar los sueños”, en las que hay destacar los magníficos coros de su guitarrista Víctor Fraile, Danny volvió a hacer uso de la electroacústica para “Quiero”, siendo obsequiado con el lanzamiento de un oso de peluche al escenario. Al contrario que sus compañeros de gira, los integrantes de Whisky Caravan sí que obedecieron la orden de su setlist y abandonaron la tarima durante un breve periodo de tiempo, para volver al grito de “otra, otra” del público y dar comienzo al final del concierto. “A salvo en el dolor”, “Sombrero” y “Hacia ningún lugar”, que contó con un instrumental al principio en el que prescindieron del bajo y terminó con los bises de “With Or Without You”, sentenciaron las casi tres horas de actuación entre ambos grupos ante una Copérnico en éxtasis.

Fin de la escala en Madrid de Whisky Caravan y La Desbandada con éxito rotundo, algo que a buen seguro repetirán en las muchas fechas que les quedan todavía para 2017. Sevilla, Málaga, Salamanca, Valladolid, Granada, Murcia… Y que sigan diciendo que en España no se hace buena música.

Texto y fotos: Manuel Gamarra