Crónica de Bruce Springsteen and the E Street Band: Los ríos que van a dar a la mar

22 mayo, 2016 9:51 pm Publicado por  3 Comentarios
Bruce Springsteen Madrid 2016 Estadio Santiago Bernabeu

Bruce y su banda en Madrid. Foto: Alejandro Rico

Estadio Santiago Bernabeu, Madrid

2 de agosto de 1988 en el Calderón. La fila de miembros de seguridad en el foso está tan cerrada que parece muy complicado que alguien pueda traspasarla. Sin embargo, un chico con agilidad gatuna lo consigue y se encarama al escenario para tocar a su ídolo quien, indolente, le propina un puntapié rompiendo abruptamente la magia del momento. Los cronistas de época recuerdan siempre la épica de aquel concierto sin fin, pero en mí –aún un niño por aquel entonces- permeó más el feo gesto. Es por ello que, a lo largo de los años, la figura de Springsteen provocó en mí una extraña mezcla de atracción y rechazo, como la que dicen que sienten en la intimidad algunas mujeres por los machos alfa o algunos hombres de vida sencilla y familia unida por las señoritas de alta cuna. Tanto es así que no había vuelto a ir a un concierto suyo, y eso que, en estos 28 años, se presentaron muchas oportunidades, porque el Boss gira por Europa –y por España- con relativa frecuencia.

Al llegar a la madurez las cosas se ven de otra manera, y ahora que tengo la edad que tenía Bruce cuando tocó por primera vez en el Calderón, tiendo a justificar los errores de los demás, trato de comprenderles y de ponerme en su piel. Por aquel entonces se llevaba a matar con Julianne Phillips, la que todavía era su esposa aunque él ya se sintiera más cerca de Patti Scialfa, quien había reingresado en la E Street Band y acabaría y sigue siendo su mujer. Quizás esos problemas personales tuvieron algo que ver en que se le cruzara el cable de aquella manera. El caso es que quise reconciliarme con la leyenda de un músico de entrega intachable, ávido de saber por qué tiene tantos incondicionales como Yeyo González, quien no sabía tocar la guitarra y sin embargo tenía una Telecaster colgada en el salón en honor a su ídolo. Y cuando uno vive por sí mismo, sin que se lo cuenten, ese derroche de entrega – en este caso de unas tres horas y cuarto- entiende el porqué, Jefe o no, es uno de los grandes.

Con unos diez minutos de retraso sobre el horario estipulado saltaba el nutrido conjunto de músicos y “Badlands” fue el primero del maratón de 33 temas. Ya con él Springsteen se bajó a entrar en contacto directo con su público, y es que es incontable el número de veces que, durante el espectáculo, se aúpa sobre la valla o se da una carrera para chocar manos.

Me encanta ir a conciertos en el que se mantiene el factor sorpresa hasta el punto que no sabes siquiera con qué van a empezar, y prueba de que los ensayos de la banda deben ser intensos e intensivos, es que esta noche sonaron por primera vez en toda la gira “My City Of Ruins” y “Land Of Hope And Dreams”.

Hubo muchos momentos especiales ya en el primer tramo de concierto, como cuando la gente empezó a cantar el estribillo de “Sherry Darling” nada más arrancar la melodía de saxo de Jake Clemons, o ese final apoteósico de “Hungry Heart” con Bruce abrazado a Steven Van Zandt mientras cantan juntos. Los botes de la peña en “Wrecking Ball” demostraron que, aunque venía celebrando los 35 años de ‘The River’ -tocaron un gran grueso de las canciones de ese doble disco, pero no entero como en Estados Unidos- Bruce ha seguido firmando temas memorables en los últimos tiempos; pero los clásicos son los clásicos, y “The River” –bella pero triste historia de amor que sigue poniendo los pelos de punta- desemboca en un oscuro mar en el que brillan, cual luces de navío o cielo estrellado, miles de móviles.

Bruce Springsteen San Sebastián 2016 concierto

El Jefe en Donosti. Foto: Iñigo Malvido

No sé si es simple mala suerte o materia de estudio para la ciencia, pero ninguno de los dos conciertos que he visto en el Bernabeu, Stones y este, han sonado del todo bien. Por suerte, según avanzó el set, la cosa fue mejorando, y si bien es fácil con la íntima “I’m On Fire”, no tanto con la banda funcionando a pleno rendimiento en “Darlington County”, guiño al “Honky Tonk Women” de los Stones incluido.

Me creí totalmente que el acto fuera espontáneo cuando subió a un niño en “Waitin’ On A Sunny Day” y éste solo fue capaz de decir hola por el micrófono, visiblemente abrumado ante la estampa de tener delante un estadio lleno. Más preparado pareció lo de la chica que con tanto desparpajo bailó con él, tocó su guitarra e incluso pidió palmas al respetable en “Dancing In The Dark”, hacia el final del concierto.

Otro momentazo, con extendida intro de piano, fue ese “Because The Night” que Springsteen le cedió a Patti Smith en su día convirtiéndose en el mayor hit de la de Chicago, motivo suficiente como para que el Jefe la recuperara y reclamara como propia. Impresionante el solo de Nils Lofgren, dando vueltas sobre sí mismo. Tanto él como Little Steven son músicos de enorme categoría, y sin embargo Bruce, todo sentimiento, se defiende muy bien ejerciendo de guitarra solista entre estos dos monstruos. A decir verdad ocurre más o menos lo mismo, pero en el plano vocal, cuando se encara con Patti en la parte más intensa de “Human Touch”.

Con “Born in the USA” el estadio se iluminó parcialmente, haciéndolo del todo, como si hubiera partido, con “Born To Run”, y así se quedaría hasta el final de un concierto al que todavía le quedaba un rato para terminar.

Las pantallas recordaron a Clarence Clemons durante “Tenth Avenue Freeze-Out”, y es que Bruce se sabe en deuda con los buenísimos músicos de su banda, tanto los de hoy en día como los que ya fallecieron. Es por ello que les presenta uno por uno en todos los conciertos, siendo esta vez en “Twist And Shout”, versión de The Top Notes que marcó la salida de la E Street Band del escenario. Aún quedaba su despedida particular del público madrileño, acústica y armónica en ristre recordándonos lo influido que estuvo por Dylan en sus primeros años, para cantarnos “Thunder Road”.

Le queden las giras que le queden por delante, en lo sucesivo estaré ahí como un clavo.

Texto: Juan Destroyer
@juandestroyermr
www.facebook.com/juandestroyeroficial

P.D: Yeyo González, hombre de radio, Subdirector del Instituto de RTVE y persona importante en mi vida precisamente durante mi infancia, falleció el pasado jueves víctima de una terrible enfermedad. Confiado en que se recuperaría, pocos días antes aún estaba buscando entradas y diciéndole a las enfermeras que el sábado tenían que darle permiso para ir a ver el concierto. En honor de su pasión por la música en general y por el Boss en particular vaya esta crónica. Descansa en paz, amigo.

SETLIST: Badlands – My Love Will Not Let You Down – Cover Me – The Ties That Bind – Sherry Darling – Two Hearts – Wrecking Ball – My City Of Ruins – Hungry Heart – Out In The Street – The Promised Land – Trapped (version de Jimmy Cliff) – The River – Point Black – Downbound Train – I’m On Fire – Darlington County – Working On The Highway – Waitin’ On A Sunny Day – Johnny 99 – Because The Night – Spirit In The Night – Human Touch – The Rising – Land Of Hope And Dreams ----- Born In The USA – Born To Run – Glory Days – Dancing In The Dark – Tenth Avenue Freeze-Out – Bobby Jean – Twist And Shout (version de The Top Notes) ----- Thunder Road.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

3 comentarios

  • Viernes Negro dice:

    Yo me acordé de Yeyo en ese concierto... no sabía lo de la Telecaster..

  • Viernes Negro dice:

    Yo estuve también en Barcelona y me gustó más ese setlist. El sonido también era mejor, pero el ambiente en Madrid fue genial. Yo descubrí a Springsteen gracias ( cómo no ) al Mariscal Romero. Recuerdo que ponía bastante "Prove it all night". Decía algo así como "este chico lo demuestra toda la noche". Y también recuerdo "Rosalita"... Después vino The River y ahí me enganché.... empecé a investigar hacia atrás.... y luego lo seguí... Al principio decías su nombre y la gente decía ¿quién?. El Born in the USA lo llevó a todo el mundo. Después ha hecho de todo... Para mí hay joyas posteriores como el Devils and dust.... Pero nadie le puede negar el talento y la entrega... Yo estuve en ese concierto en el Calderón en el 88. Fue la primera vez que lo vi. Ya hubiera querido ir a Barcelona en el 81, pero entonces no tenía autonomía económica.... No sabía nada de tu "incidente". Imagino tu dolor y frustración. Aquél concierto fue inolvidable... no había visto y sentido antes nada así.. Cierto, con los años todo se va difuminando... Te has perdido muchas otras buenas ocasiones, pero entiendo tu postura. Quizá con los años uno piensa que hay que hacer lo que pida el cuerpo, al final se trata de ser feliz y aprovechar el tiempo que queda, porque nunca se sabe cuánto puede ser y si las ocasiones se presentarán de nuevo.

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