Crónica de The Baboon Show + Peter Pan Speedrock: Revolución directa al corazón

3 febrero, 2016 1:24 pm Publicado por  Deja tus comentarios
Peter Pan Speedrock

Peter Pan Speedrock

Sala Edaska, Barakaldo (Bizkaia)

A nada que uno se aleja de los circuitos mayoritarios descubre que cada día surgen más argumentos para reventar piernas a aquellos cascarrabias indocumentados que siguen sosteniendo que ya no salen grupos buenos hoy en día. En la era de la información y las redes sociales, el que no se entera de las cosas, es simplemente porque en realidad no le interesan demasiado. O quizás se trate de que eso de “escuchar de todo” es una tarea tan titánica y agotadora que te roba el tiempo para lo demás. Como los que no leen por el mismo motivo.

Pero si existen razones para creer en el poder de la música se materializan cuando un grupo prácticamente desconocido en la península revienta un garito y supera las expectativas de promotores, periodistas y personal de a pie, que lamentan que el bolo no se hubiera celebrado en un lugar más grande.

Porque la verdad es que estuvimos como sardinas en lata ese domingo en la sala Edaska de Barakaldo y se montó un fiestón que uno jamás hubiera imaginado una víspera de jornada laboral. Y eso que los suecos The Baboon Show ya habían estado al mediodía en el Rabba Rabba Hey, el ciclo de conciertos a horas intempestivas que montan en el Satélite T el día del descanso del Señor.

Nos habían avisado de que las chicas andaban tocadas con gripe, aunque eso no impidió para que asomaran el hocico durante la actuación de los históricos holandeses Peter Pan Speedrock, que habían transformado por arte de birlibirloque la gira conmemorativa de su vigésimo aniversario en una despedida definitiva de los escenarios. Y lo cierto es que no pudieron decir adiós con más dignidad que evocando a Motörhead con su rollo a piñón fijo que no renunciaba a picotear en otros géneros como el sludge o el psychobilly.

BABOON

The Baboon Show

Apelaron a las entrañas en títulos que ya de por sí sonaban contundentes como “We Want Blood” o “Get You High” y convirtieron aquello en una olla a presión entregada a la pura electricidad y a la inmediatez sin paliativos, prohibidas las florituras. Brotaron los pogos en primera fila y hasta se vio por ahí a Manu Gallego, cantante de Porco Bravo, haciendo equilibrios con un vaso en la cabeza. Una apisonadora que reventaba todo a su paso.

No menos apabullantes se mostraron los suecos The Baboon Show, con actitud punkarra hasta el extremo, una vocalista tan grillada como Iggy Pop y una bajista tatuada y de cabello gris que era un derroche total de glamour. No basaban su atractivo únicamente en su llamativa imagen, puesto que su repertorio se antojaba de órdago con absolutos trallazos del calibre de “The Shame” o su reciente single “Me, Myself And I”, que encantaría a los fans de Backyard Babies y del rock n’ roll escandinavo.

Con un público desmadrado, no sorprendió que los músicos se contagiaran del subidón y apenas se notara la mentada gripe, la cantante de hecho hasta se encaramó al techo y no tuvo reparo en restregarse con el sudor de la peña, la típica actitud de un convaleciente. Y con alguna cresta por ahí y no demasiadas melenas, se arrancaron con una tremenda versión del “I’m A Rebel” de Accept que llevaron con precisión a su terreno y fue uno de los puntos álgidos de la noche.

Su bolo resultó una compacta exhibición de poderío de principio a fin, de conexión espiritual con el respetable, que se plasmó en especial en “The History” con algunos volando por ahí en el mar de fieles. Y nos calaron asimismo sus punteos a lo Hellacopters, MC5 o su macarrismo de jeringuilla evocador de New York Dolls o Hanoi Rocks, un ejemplo de esto último sería su trallazo “You Got A Problem Without Knowing It”, donde la multitud levantó el puño y gritó el estribillo como en una ceremonia religiosa. Y uno que pensaba que apenas el personal los conocería por estos lares.

La inquieta Cecilia Boström siguió dejando ojiplático a la concurrencia por su descomunal entrega y legó estampas impagables como cuando se quedó en sujetador y sin ningún tipo de pudor se tiró una cerveza por encima, con un par.

Una auténtica fiera desatada que se crece en las distancias cortas. Y en los garitos repletos, vaya.

Una pena que su show fuera tan corto y después de casi una hora a toda pastilla anunciaran los bises, que no desmerecieron en absoluto el esfuerzo anterior, con el pepinazo “Straight From The Heart” calando en lo más hondo e incitando a levantar puños con la convicción de un mitin comunista. La coral “Heidi Heidi Ho Ho”, con cierto aire clásico a lo AC/DC y verborrea a lo Patti Smith, no parecía mala opción para finiquitar, por aquello de la interacción con el respetable, aunque un servidor hubiera preferido que pisaran el acelerador y alcanzar de esta manera el éxtasis.

Es igual, ya se habían convertido en una de las bandas más sorprendentes en directo en lo que llevamos de año. Una revolución directa al corazón, como cantan en uno de sus temas, ante la que no cabe otra opción que tomar partido y montar las barricadas de inmediato. ¡Revolucionarios del mundo, uníos!

Texto y Fotos: Alfredo Villaescusa

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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