CRÓNICA DEL RESURRECTION FEST 2015: A LO GRANDE

Han sido casi 60.000 las personas que este año se han acercado a Viveiro para ver a grupos como Motörhead, Children of Bodom o Korn. Mil experiencias y decibelios que se quedarán en nuestra memoria por mucho tiempo. Eso sí, con un único protagonista: el verdadero y más puro rock ejecutado por las formaciones que protagonizaban la cita de Viveiro.

Motörhead

Y, entre tantas bandas, hay algunas actuaciones que destacan sin duda por encima de otras. Una de ellas fue la de Skindred, que hicieron que miles de personas bailasen, se agachasen y saltasen con los brazos en alto a ritmo de reggae metalero. Empezando el concierto con “Kill the power”, de su último trabajo, y tocando éxitos como “Nobody”, el grupo galés puso la nota al festival. Quizás la única pega que se le podría poner a su actuación es que se antojó demasiado corta.

Refused, cabezas de cartel el primer día, sorprendieron gratamente. Parece que el reunirse de nuevo les ha sentado bien. La vestimenta de Dennis era quizás más típica de festivales como el FIB pero, una vez cogió el micrófono, parece que el sueco se transformó totalmente. Le faltó tiempo para saltar al foso y tirarse al público. La potencia y energía que este grupo desprendió en Viveiro fue digna de admiración. Además, los tendremos de nuevo este año en la península junto a Berri Txarrak y Rise Against, nada más y nada menos. Su actuación fue incomparable con la de otros cabezas, como Korn, que salieron al escenario en chándal o con alguna prenda de ropa de la marca Adidas. Además, por citar otro ejemplo, Jonathan Davis llevaba una muñequera con el símbolo de Monster bien visible. ¿Alguien dijo vendidos?

Aparte de estos pequeños detalles, el que tuviesen que tocar su primer disco al completo hizo que el concierto se antojase un tanto monótono. Su falta de comunicación con el público tampoco ayudó demasiado, a quienes se dirigieron tan sólo poco antes irse. Sin embargo, la gente no pareció defraudada en absoluto, que es lo importante.

Pero no todo fueron grandes bandas en el escenario principal. Tanto el Ritual Stage como el Chaos Stage fueron testigos de conciertos inolvidables, como es el caso de Dr. Living Dead. Ataviados con máscaras de calavera y bandanas, los suecos enseñaron al público lo que es el buen thrash y cómo se hace. A pesar de que Dr. Mania, cantante y líder del grupo, iba con una pierna rota y que el sonido les falló en varios momentos, supieron arreglárselas y la gente lo supo apreciar, coreando el nombre del grupo las veces que se les dejaba de escuchar. Además, en el último tema, contaron con la presencia de Guillermo Izquierdo, cantante y guitarra de Angelus Apatrida con quien hicieron gira conjunta por España hace unos meses.

Sin embargo, los grupos más pequeños también tuvieron cabida en el que es uno de los festivales de música más importantes de España. En el Ritual Stage tuvimos la oportunidad de ver a unos grandes Dawn Of The Maya, que consiguieron movilizar a todos los que se acercaron a la carpa. Además, en un par de meses tocarán en el Howling Fest de Cubelles, junto a Blaze Out, quienes también estuvieron presentes en el festival gallego. Los barceloneses, ganadores del Resurrection Fest Band Contest, fueron los encargados de abrir el segundo día del festival, reuniendo a un gran número de personas a pesar de ser a las 2 de la tarde.

Korn

¿Y qué pasó con Motörhead? Había muchos escépticos que creían que los de Lemmy cancelarían en el último momento su actuación. Pero no, los tres músicos salieron al escenario y tocaron su hora reglamentaria en el escenario principal para las miles de personas que llevaban meses esperando este momento. Está claro que Lemmy ya no está para demasiados trotes, aunque se dirigió en varias ocasiones al público. La formación hizo un repaso todos sus éxitos haciendo enloquecer a la gente con “Overkill”, donde el polvo que se levantaba de los pogos era visible a lo lejos. Es uno de los grupos más grandes de la historia, pero no son lo que eran ni de lejos.

Compartiendo escenario con esta banda, Soulfly hizo muestra de que Cavalera ha perdido mucha voz. El frontman de la banda brasileira ni se mueve, aunque se dirigió al público en varias ocasiones. El grupo contó con el hijo de Max a la batería, pero vino sin Tony Campos a Viveiro. La banda estará en decadencia, pero “Bloody Roots” sigue siendo un tema celebrado a lo grande por el respetable. Un poco más tarde ese mismo día salió a escenario Black Label Society, con un gran Zakk Wylde al frente. Estos sí que no defraudaron a nadie, aunque sí que hubo gente que se quejó por no haber tocado “In This River”, canción dedicada a Dimebag Darrell, gran amigo de Wylde. Poco más de una hora pudieron tocar los californianos, por lo que se hizo bastante corta su actuación. Eso sí, corta pero intensa.

Aunque más intenso fue el concierto que ejecutó Betraying The Martyrs en el escenario mediano. Los franceses no pararon quietos ni medio segundo. Aprovecharon al máximo su tiempo en el Resu. Incluso su teclista, Victor Guillet, sorprendió a todos los que se acercaron a verlos. Normalmente, los teclados están quietos y más apartados de las miradas ajenas. Sin embargo, Guillet no pasó desapercibido para nadie. Realmente incansable. Esto es lo que le gusta a la gente, grupos que den caña, al igual que Cannibal Corpse, otro de los grandes nombres de esta edición del festival. Fue uno de los grandes conciertos de ese día para los amantes del death metal. Combo que, por cierto, estará de gira por norteamérica unos meses junto a Behemoth, banda que nos regaló un impactante comienzo. Nos pusieron los pelos de punta cuando los vimos salir al escenario, en casi total oscuridad, con su cantante portando dos antorchas que termina por arrojar al suelo. Caras pintadas, tanto los músicos como entre en el público. No hubo vacas muertas ni sacrificios.

Backyard Babies

Volviendo al escenario grande, Backyard Babies supo cómo crear un ambiente de fiesta en Viveiro haciendo que el público se lo pase en grande durante los cincuenta minutos que duró su actuación. De las mejores interpretaciones de esta edición del festival. Siempre teniendo en cuenta el concierto de In Flames en el Main Stage. A pesar de que los suecos tuvieron que salir al escenario casi a las 2 de la madrugada, y de que empezaban ya a caer unas gotas de agua, consiguieron reunir a más gente que cualquier otro grupo. La iluminación y el sonido son inmejorables y el grupo está en muy buena forma. Hora y diez más tarde, se despiden del público, dejando un sabor un tanto amargo por ser ya el final de su actuación.

Y, así como In Flames fueron de lo mejorcito, no pasó lo mismo con Danko Jones, que no estuvieron ni en el escenario ni a la hora adecuadas. Pasaron un tanto desapercibidos, llegando incluso a sobrar en el cartel. Cosa que no pasó con Heaven Shall Burn, que fueron los primeros y únicos en conseguir un Wall of death tan impresionante. Realmente increíble cómo consiguieron movilizar al público. Actuación para recordar la de estos cinco alemanes.

Y, poco antes del final de la tercera jornada del festival, pudimos disfrutar de Ne Obliviscaris en el escenario mediano. Un tanto diferente este grupo a los demás, aunque gran directo también. Son dos los cantantes que tiene al frente esta banda: uno, el que se encarga de la voz melódica, el otro de la voz con guturales. Y el resultado final es impecable. Además, el primero de ellos se encarga también de tocar el violín en varios momentos del concierto.

Los cambios de horario en los días previos al festival, que solo se pudieron notificar ya vía Internet, provocaron más de un sinsabor entre los que no pudieron enterarse. Las firmas de los grupos tampoco brillaron demasiado. La de In Flames se hizo casi una hora antes de lo que le tocaba, haciendo que las personas que se ponían a la cola para esperar a la de Children Of Bodom se mezclasen con los que esperaban a los suecos. Además, Children llegaron con 15 minutos de retraso y estuvieron no más de 10 minutos. En cuanto a la firma de Jonathan Davis, no fue mucho mejor. No firmaba nada más que no fuese el póster que la misma organización facilitaba. Y eso sin mencionar el trato de los de seguridad, que sólo les faltaba empujar a la gente para que avanzase. Pero, quitando pequeños percances como estos, el Resurrection Fest está a poco de convertirse en la meca de la música en España. Ahí lo dejamos.

Texto y fotos: Ana López González

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