TIERRA SANTA: LA LEYENDA DE LOS INDOMABLES

Sala Uniclub, Buenos Aires (Argentina).

Tierra Santa

11 largos años fueron los que tuvieron que esperar los fanáticos argentinos para toparse nuevamente cara a cara con una de las bandas más relevantes del metal de habla hispana. El cambio de escenario, pasando el show desde Groove a un lugar más pequeño como Uniclub, permitió que lo que se perdió en comodidad se ganara en intimidad y energía. A la hora del comienzo del show el lugar se encontraba abarrotado de gente; un respetable que disfrutó por casi dos horas de los clásicos más emblemáticos de los riojanos.

Dos fueron los créditos locales encargados de calentar la previa. Primero fue el turno de Patan, en un show especial que marcaba la despedida de su vocalista Gabriel Oliverio, más conocido como ‘El soldado’, quien será remplazado por Renzo Favaro, quien hizo su presentación esa misma noche. En segundo lugar tocó la gente de Renacer, comandados por la gran voz de Christian Bertoncelli (que en su momento sonó como candidato a suceder a José Andrea en Mago de Oz), quienes también brindaron un set corto pero efectivo, a pesar de algunos problemas de sonido.

A las 21:00hs fue el turno de que nuestros ilustres visitantes Tierra Santa salgan a escena, preparados para recorrer su discografía sin dejar prácticamente disco sin referenciar. El arranque con clásicos como "Séptima estrella", "Indomable" y "Sangre de reyes" hizo delirar a los presentes elevando las pulsaciones y dejando bien en claro el potencial que la banda tiene en vivo. La sólida base conformada por Roberto Gonzalo en el bajo y David Carrica tras los parches apuntaló cada tema permitiendo el lucimiento de sus compañeros. Grata fue la sorpresa que nos llevamos al ver por primera vez en vivo en nuestro país al guitarrista Eduardo Zamora, reemplazante de un histórico como Arturo Morras, a quien se lo nota perfectamente acoplado a la banda, demostrando todo su talento. Juanan San Martin aportó el toque épico desde los teclados y Ángel San Juan se encargó de poner el sello con su voz.

Si bien los últimos trabajos no fueron tan bien recibidos como los viejos clásicos, en vivo hay temas que ganan en potencia, permitiendo que se disfruten plenamente sin importar de qué época provienen. Es así como "Mi nombre será leyenda", "Más allá de la vida" o "La leyenda del Holandés Errante" se disfrutaron tanto como joyas de antaño: sonaron "Pegaso", "Juana de Arco" o "David y el gigante". Lo que da verdadero gusto es contemplar como tras tantos años de ninguneo hacia el rock cantado en español los presentes dejan rojas sus gargantas acompañando cada letra a viva voz.

Dentro de la descarga sonora que permitió mantener a tope la adrenalina, también hubo lugar para la calma y tomarse un respiro, como cuando arremetieron con "Al amor de mi vida". A la hora del cierre, tras subsanar un inconveniente en una cuerda de la guitarra de Eduardo Zamora, finalizaron con "Alas de Fuego".

Para los bises, la trilogía asesina compuesta por "El bastón del diablo", "Legendario" y la inmensa "La canción del pirata" le puso el moño a una actuación contundente que tan solo se vio opacada por algunos inconvenientes técnicos y problemas de sonido. Deseando que no se prolongue tanto la espera para una nueva visita.

TEXTO: HERNÁN FRANCO
FOTO: PABLO GANDARA

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