LOU REED. A PERFECT NIGHT IN KAFE ANTZOKIA

13 enero, 2014 12:37 pm Publicado por  1 Comentario

Kafe Antzokia, Bilbao

 Un artista debe hablar de cosas desagradables, y si no es que no vale un pimiento, por lo menos a nuestro entender. De eso sabía bastante el poeta de la destrucción Lou Reed, que ya desde temprana edad supo lo que era pasarlas canutas cuando le sometieron a electroshock para ‘curarle’ sus tendencias homosexuales. Quizás por esa traumática experiencia nunca tuvo problemas para recrear personajes marginales, pesadillas tóxicas y otros aspectos de ese lado salvaje de la vida que se convirtió en impronta característica de su estilo.

Su muerte pilló a muchos con el pie cambiado y tras algunos rumores infundados al respecto, el mundo no se lo terminó de creer hasta que la cruda evidencia se abrió paso y se constató que esta vez para nada era un bulo. Por ello, era de justicia que tarde o temprano el ciclo Izar & Star, donde músicos vascos homenajean a sus ídolos, dedicase un evento al creador de ‘Berlin’ y tantas obras que merecerían estudiarse en cualquier instituto en clase de Literatura.

Puede que la poesía, o en concreto el legado del neoyorquino, no goce de un excesivo predicamento entre las nuevas generaciones, si nos atenemos a la radiografía del grueso de los asistentes. Por contra, el personal entrado en años respondió con creces a la llamada hasta agotar entradas y no fueron pocos los que se quedaron fuera a la intemperie con ganas de entrar. Quién lo iba a decir, y pensar que íbamos estar cuatro frikis de esos que leemos libros y tal.

La velada se inició de forma rompedora con la eibarresa Mursego, una chelista clásica que le daba unas vueltas de tuerca impresionantes al repertorio primerizo de la Velvet Underground, sin olvidarse tampoco del inevitable “Walk On The Wild Side”. Muy logradas estuvieron en este sentido “I’ll Be Your Mirror”, desgarrada y sin echar de menos el encanto de Nico, o la monumental “Venus In Furs”, tenue y apocalíptica, con la voz elevándose entre una maraña de ruidos electrónicos y acoples. Un auténtico descenso a los infiernos de la carne.

El poeta ondarrés y Premio Nacional de Literatura Kirmen Uribe puso la nota más puramente cultureta al recitar algunos poemas en euskera basados en la obra de Reed, acompañado por el guitarrista navarro Petti, quien luego se animó con una versión en solitario de “Romeo Had Juliette” en la lengua de Gabriel Aresti.

Y posteriormente los bilbaínos Sonic Trash destaparon el tarro de las esencias eléctricas con la frenética “Run, Run, Run” y el pildorazo protopunki “White Light/ White Heat”. Tuvieron tiempo además de tornarse alucinógenos con un “Heroin” de verdad para colocarse antes de acabar en un aquelarre garajero de ruido y acoples.

Pero uno de los puntos álgidos de la noche fue la pedazo actuación del donostiarra Rafa Berrio, ataviado con chaqueta de cuero añeja y pelo enmarañado como si se acabara de levantar de la cama. Estética maldita hasta las cartolas para recibir una soberbia recreación del mítico álbum ‘Berlin’, que se abrió con un “Lady Day” casi declamado lleno de fuerza poética y siguió con la sobriedad debida de “Caroline Says I” o “How Do You Think It Feels”. El clímax se alcanzó con un épico “Sad Song”, acompañado de un par de coristas femeninas y con el cantante ejerciendo de dique de contención ante los músicos pidiendo tranquilidad. Tal vez el tipo se pasara en su imitación de Lou Reed, aunque desde luego si de lo que se trataba era de rendirle homenaje no se me ocurre mejor manera. Decadencia elevada al cubo.

Y resultó muy interesante la contribución del proyecto Hermana Raya con cuatro baterías, tres guitarras, entre ellos Rober! de Athom Rumba, que se marcaron un intenso “Sister Ray” de poso psicodélico con un final pletórico de rasgado inmisericorde de cuerdas y tambores casi marciales que te llevaban hasta la estratosfera. Unos músicos de impresión que clavaron una pieza nada fácil de interpretar y que incluso dejaba en agua de borrajas aquella versión que hicieran en su día Joy Division. Actitud y técnica a raudales.

Por simples prejuicios, no esperábamos demasiado de los indies bailongos We Are Standard, pero su recital lisérgico elevó igual que unas caladas de marihuana o hachís, con un “All Tomorrow’s Parties” sensacional con guitarras emulando sitares y cargado de atmósfera psicodélica, faltó únicamente decir ‘ooommm’ y cruzar las piernas en posición de yoga. Retomaron la faceta rockera con un potente “Vicious” antes de que dedicaran “Blue Eyes” a todas las chicas con ojos azules, algo que dio bastante pie a que el vocalista Deu mostrara su desparpajo.

Y es que una de las claves de su bolo estuvo en el buen hacer de este getxotarra que captó con precisión los matices del testamento de la Velvet y Reed, y a la par añadió un cierto descaro que fijo no desagradó a los seguidores del artista de Brooklyn. “Esto no es un funeral, es una fiesta, así que aplaudid”, incitaba el voceras, al que no le costó quedarse con la peña en un santiamén. El grado de camaradería era tal que no se cortó a la hora de pedir una birra directamente al público en vez de acercarse él mismo a la barra, como hemos visto otras veces hacer a algún músico en plena faena.

El bis definitivo con “I’m Waiting For The Man” fue apoteósico, con gran parte de los participantes de la velada a las tablas, una escena digna de enmarcar la de Rafa Berrio y Deu compartiendo micro mientras le daban al pimple sin pudor alguno, muy decadente, sí señor. Seguramente necesitaremos décadas para que se vuelva a repetir un talento como el de Lou Reed, pero hasta entonces bien podemos seguir a la espera de otro hombre del Renacimiento con noches como esta que rememoran ese espíritu transgresor nacido de la angustia.

 Texto: Alfredo Villlaescusa

Foto: Marina Ruano

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