MAWAZINE 2011: EN RABAT CON ROGER HODGSON Y CAT STEVENS ENTRE MUCHOS OTROS

27 mayo, 2011 11:14 am Publicado por  1 Comentario

Otra vez Marruecos. Tan cerca y tan lejos para algunos. Hace un año por estas fechas rulaba  por todo el país en moto con mis amigos Javier y Jorge (Kerrang 201) tras las huellas de Brian Jones, Hendrix,  Page & Plant y Paul Bowles entre otros muchos que sucumbieron al encanto milenario de estos enigmáticos paisajes y gentes. Antes, a comienzos de los setenta, ya había hablado y escrito del hechizo marroquí cuando como enviado especial de Radio Nacional plasmé todos los encantos de Marrakech en aquel programa llamado Ciudades del Mundo que se inventó el genio de las ondas ya desaparecido Leocadio Machado. Aquella experiencia me permitió transmitir el palpitar de una decena de las ciudades más importantes del planeta. En algún rincón de la radio pública dormirán mis colaboraciones viajeras. Ciñéndome a lo que nos atañe aquí -o sea, rock- en el 2006 (Heavy Rock 275) viajé desde el segundo Rock in Rio de Lisboa con los portugueses  Moonspell a Casablanca para ser testigo asombrado de la explosión local heavy en el festival anual L’Boulevard.

Así que con todos estos antecedentes y siendo un rendido admirador de estas culturas y gentes, acepté rápido la invitación que desde París me cursaban las guapas y eficientes compatriotas Maica Pérez y María López de la agencia Open2Europe, encargada de mover el festival que auspician las grandes empresas del país bajo la figura omnipresente de su monarca, el llamado Mohammed VI. Ocho intensos días de conciertos con Shakira y el gran icono de la música negra Quincy Jones como estandartes de más de cien nombres donde los africanos tienen gran relieve.

¿Y qué hago yo aquí? Pues en las escasas 72 horas de viaje entre Casablanca y la capital, Rabat, centrar mi atención en tres nombres: Joe Cocker, al que no veo porque regreso antes de su show; el ex Supertramp Roger Hodgson; y el rebautizado Yusuf Islam (Cat Stevens) que nos marcó como baladista a la generación de los setenta y sesenta, en la que llegó a  acompañar a Hendrix en una de sus giras por Inglaterra, donde nació con ascendencia griega. La historia  de este tipo es increíble. Lo entrevisté antes de que tocara en nuestro país a mediados de los setenta con llenazo inolvidable,  a pesar de tocar escayolado, en el desaparecido Pabellón de Deportes del Real Madrid. En plena cúspide a finales de esa década se hace musulmán con la consiguiente estigmatización hacia su obra y persona. Sus canciones volvían locas a las tías sobre todo y siguen manteniendo una intensa emotividad. Rod Stewart y Little Angels versionaron su clásico “The First Cut is the Deepest” y Mr. Big “Wild World” entre otros muchos.

Con estos dos británicos el baño de nostalgia estaba servido. De primer plato  un Roger Hodgson en teatro y con orquesta sinfónica enriqueciendo el ya de por sí rico legado del grupo que más partido le saco al llamado movimiento sinfónico: Supertramp. El guitarra acústica y pianista presentado como “la voz de Supertramp” está en plena forma y se erige en gran protagonista de su pequeño combo de tres músicos más sin guitarra eléctrica y mucho de acústica. A sus espaldas una veintena de músicos sinfónicos que están presentes en casi todos los temas de un concierto largo que arranca con las piezas más celebradas de su antigua formación: “Take the Long Way Home”, “Give A Little Bit”, “The Logical Song” que la concurrencia de butacas celebra como le pediría Lennon a los de la platea del London Pavillion -“Los de arriba aplaudan, los de abajo hagan sonar sus joyas”- en uno de los primeros escándalos de los Beatles. Porque aquí el público es mayoritariamente gente de poder con poca presencia de público rokero y menos juvenil. Está claro que la monarquía marroquí quiere una apertura controlada. El concierto es una pasada a pesar de que Hodgson, que habla mucho y cuenta historias de su vida en cada presentación de tema, reconoce que solo ha ensayado un día, como viene a contar también que muchas de sus composiciones las pensó para ser ejecutadas con orquesta. Salgo con la sensación de que solo por esto ya mereció la pena el viaje.

Pero al día siguiente habría un segundo plato también para buenos  “escuchantes” de canciones sin etiquetas. Confieso que no sabía qué me iba a encontrar con este Yusuf Islam en escenario espectacular al aire libre. La multitud, que podría rozar los cuarenta mil, está tan expectante como yo y los periodistas que hemos concurrido de medio mundo. Y lo que veo es el mejor Cat Stevens que podría imaginar arropado por una superbanda donde predominan músicos de color que a temas como "Peace Train" los hacen maravillosamente interminables. Primero vestido a lo occidental y a mitad del show con chilaba para delirio de los marroquís, aquella estrella de fina figura mantiene intacto su timbre y forma intimista de tocar y cantar piezas que parece mentira haya tenido “congeladas” por más de treinta años por culpa de la puñetera religión. Toco el cielo de Alá, Moisés o Jesús, que a pesar de ser figuras de paz, amor y concordia tantos odios y guerras siguen provocando, y reafirmo mi devoción por las buenas canciones y los genios como este que desgraciadamente no volverá por el momento a nuestro país en las escasas apariciones que tiene en Europa. Eso sí, un placer haber venido a un paisaje no habitual para escuchar rock, buenas canciones en definitiva que no tienen patria ni dios.

Mariskal, Enviado Especial a Casablanca - Rabat

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Esta entrada fue escrita por Redacción

1 comentario

  • Calimero dice:

    Desconocía la celebración de este interesante MAWAZINE que tan bien describes en tu magnífica crónica. Atractivo cartel en un sorprendente e interesante país... la excusa perfecta para una merecida escapada... y yo sin enterarme!!!

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