PROGRESSIVE NATION TOUR

PROGRESSIVE NATION TOUR
DREAM THEATER + OPETH + BIGELF + UNEXPECT
La Cubierta, Leganés (Madrid)
8/10

Aproximadamente tres cuartos de plaza “cubiertos” para presenciar un cartel de bandas muy distintas entre sí aunque con el común denominador de la exploración más allá de manidos patrones.
Los canadienses Unexpect hicieron honor a su nombre (la palabra en sí no existe, pero partamos de que unexpected quiere decir inesperado) con un metal avant-garde en el que caben desde el black sinfónico hasta maneras operísticas pasando por el folk que imprime su violinista. Bajo de nueve cuerdas, alternancia de voces guturales y gorgoritos por parte de la histriónica Leilinden y un teclista / “samplista” dan una idea de esta excéntrica oferta que, aunque a veces se hace cargante, propiciado también por un sonido embarullado, en general sorprende, arrancando aplausos del respetable.
Dado lo especial del público, afanado buscador de propuestas novedosas, también serían bien recibidos los estadounidenses Bigelf, grupo muy retro que sin embargo consigue sonar original gracias a un concepto donde las teclas del organista y vocalista Damon Fox tiran hacia Uriah Heep, mientras que su estética a lo Black Sabbath no deja lugar a dudas acerca de la base de su sonido. Enclavados entre dos bandas cañeras, tiraron de lo más doom y lo más sinfónico-enrevesado de su repertorio, dejando de lado su cara más alegre, que también la tienen, cosa que Opeth no, pero ni falta que les hace. Se bastan los suecos con su agresividad, su oscuridad, sus brotes de melancolía y su exquisito nivel técnico. Además, con ellos llegó la mejoría en el sonido.
Sólo tocaron seis temas, pero no faltaron ni “Reverie / Harlequin Forest” y “Deliverance”, con cuyos hipnóticos finales entramos en trance. No obstante no ha de olvidársenos que lo que vienen presentando es ‘Watershed’, lo dejan bien claro desde el principio con “Heir apparent”, sonando también “The lotus eater” y, para acabar, “Hex omega”. Su faceta más lánguida vino de la mano de “Windowpane”, contrastando con los chistes de Mikael, que entre otras cosas, nos felicitó la Navidad en español o aseguró en inglés que eran Opeth, “una banda sueca muy popular”.
Lo de Dream Theater es como ir al circo pero trasladado al mundo de la música. Sirva de ejemplo Mike Portnoy, tanto cuando salió de su batería y giró en derredor de la misma tocando hasta en los herrajes, como cuando le lanzó una baqueta a su técnico y éste se la devolvió para pillarla al vuelo y seguir tocando sin haber perdido el ritmo.
Lo único seguro en los repertorios de la presente gira de los americanos es que empiezan con “A nightmare to remember” y acaban con “The Count of Tuscany”, precisamente inicio y final de su última obra ‘Black clouds & silver linings”. Se agradece que todo lo que queda en medio esté sujeto a cambios, aunque habrá quien diga que con tan sólo ocho temas, deberían no tratar de darle cancha a todos sus discos (esa es la tendencia si se observan varios set list), porque no todos son igual de buenos.
Desde luego a mí me encantó el detalle de escuchar el poderoso “The mirror” enganchado con su continuación natural “Lie” y un Jordan (acabaría el concierto luciendo sombrero de mago, que es lo que es) a pie de escenario con un teclado colgado.
Más discutible es la inclusión del reciente “A rite of passage”, pero no vi a nadie quejarse con la excelsa “The dance of eternity”, a pesar de que nos privó de un James LaBrie que aprovecha para descansar durante unos minutos. Por cierto que el vocalista está rayando la perfección en este tour, canta menos pero mejor que en el pasado.

“Solitary Shell” trajo los momentos más luminosos de la velada, mientras que “Pull me under”, que sirvió para que se despidieran por primera vez, supuso una agradable sorpresa, pues no la estaban tocando últimamente.

Empacho de virtuosismo en La Cubierta y todos los melómanos contentos de darse a la glotonería.

TEXTO: JOSE REINA
FOTOS: JUAN DESTROYER